Como todos los años llega agosto y para los salvadoreños, especialmente para los capitalinos, es el momento de celebrar. Durante una semana (del 1 al 6 de agosto) San Salvador se convierte en un auténtico carnaval lleno de color y alegría. La feria abre sus puertas para que grandes y chicos puedan divertirse como nunca y los puestos de tostadas, dulces típicos y demás no tienen descanso. Sin embargo, las fiestas agostinas son mucho más que diversión y guardan tras de sí una historia llena de fe y tradición.
Lo cierto es que esta semana no es solo un descanso para salir de la rutina, recargar energías y divertirse, sino también para conectar con una tradición que data desde la fundación de la ciudad de San Salvador. A lo largo de la semana hay un sinfín de actividades, pero sin duda, la más importante de ellas llega al final de estas fiestas con la Bajada del Divino Salvador del Mundo, también conocida como transfiguración.
Aunque estas fiestas celebran al santo patrono de la ciudad capital, la alegría y las celebraciones no se quedan únicamente en San Salvador. Durante esta semana, el interior del país también se viste de gala y se prepara para recibir a los turistas de distintos puntos de El Salvador quienes buscan cambiar de aires, vivir nuevas aventuras o simplemente relajarse en la montaña, las playas y demás.
San Salvador en agosto es un vibrante reflejo de la identidad salvadoreña, un tiempo en el que la ciudad brilla con el calor de su gente y la calidez de sus tradiciones. Cada rincón de esta impresionante ciudad invita a ser explorado y disfrutado, ofreciendo a quienes la visitan una experiencia que trasciende lo ordinario y se convierte en un recuerdo imborrable.
Así, entre festividades, dulces y actividades para todos, San Salvador se presenta en agosto como un destino lleno de vida y color, esperando ser descubierto y celebrado en su máxima expresión.