Cada año la chilatería Mamá Nena ofrece sus banquetes navideños, ¿cómo viven estas fiestas las manos que preparan las cenas de cientos de salvadoreños?
Una de las tradiciones más significativas durante Navidad y Fin de Año es, sin lugar a duda, la exquisita cena, aunque el menú varía en cada hogar, el momento de sentarse a la mesa y convivir con nuestros seres queridos es para muchos lo más importante de las fiestas.
Aunque los preparativos para este evento pueden sonar fáciles, debido al ajetreo de la época, requieren de bastante tiempo de anticipación para poder organizar todo lo que el banquete implica. Si bien la opción de encargar un banquete nunca está de más, hay familias en las que la tradición empieza desde la cocina.
Jennifer González viene de una familia que se gana la vida a través de la cocina, con los años preparar la cena de otras personas se ha vuelto parte de su propia tradición familiar. Desde hace 20 años, cuando apenas era una adolescente, se incorporó a la cocina de su abuela y así fue como inició sus pasos en el negocio de la “Chilatería Mamá Nena”, donde continúa dando su sazón en las distintas preparaciones que ofrecen.
Desde pequeña recuerda sus navidades y celebraciones de fin de año en el negocio, donde despachaban banquetes, los cuales habían sido preparados con anticipación para que los clientes pasaran a recogerlos. Uno de esos banquetes era el que compartirían esa noche en su casa luego de la maratónica jornada de trabajo que aún caracteriza la mañana y tarde del 24 y 31 de diciembre.
Al terminar de entregar el último banquete, Jennifer, sus primos, tíos y, por supuesto, su abuela, recogían todo y tomaban su pierna de cerdo para emprender camino a su hogar.
Entre nostalgia y alegría, ella recuerda cómo su abuela cada año les compraba el estreno a cada uno de sus nietos, quienes al llegar a casa descansaban para reponer energías y luego empezar a arreglarse para sentarse todos juntos en la mesa y cenar en familia.
Mientras Jennifer y sus primos se arreglaban, Mamá Nena ya estaba en la cocina acomodando cada uno de los platillos que conformaban la cena. Desde la paella, el escabeche, cebolla curtida, la exquisita salsa y la pierna de cerdo. Aunque cada quien podía servirse a su gusto, Jennifer recuerda que siempre esperaba los sándwiches de su abuela.
Este peculiar platillo muy poco común en estas fiestas estaba relleno de lascas de pierna de cerdo, vegetales, escabeche y muchísima salsa. Al estar listo, Mamá Nena los repartía a sus nietos, quienes esperaban ansiosos en sus lugares para que este delicioso platillo se sirviera.
Con el tiempo, la fundadora del negocio familiar, que sigue en pie en el Barrio Santa Anita, tuvo que retirarse, dejando en mano de la siguiente generación la cocina, que con tanto empeño y esmero logró construir. Sin embargo, esto no significó que Magdalena González, su nombre real, se desentendiera del negocio. Entre risas, Jennifer relata que aún a sus 83 años, la Mamá Nena sigue pendiente de las decisiones que toman con respecto a la chilatería y a los banquetes de comida que ofrecen durante las fiestas de diciembre.
Aunque muchas cosas han cambiado desde que ella era una niña, Jennifer menciona cómo esa unión con su familia sigue presente y cómo atender el negocio ya se convirtió en una de las tradiciones de esta época. Si bien su menú ya no consta de sándwiches de pierna de cerdo y ahora son ellos quienes se encargan de servir el plato que disfrutara Mamá Nena, Jennifer guarda con cariño cada uno de esos recuerdos que han construido negocio familiar y una tradición llena de sabor y amor.