El inicio de un nuevo escolar puede generar diversas emociones para estudiantes, docentes y padres. Este momento, que puede ser esperado con ilusión o temor con ansiedad, tiene un profundo impacto emocional y psicológico, aunque muchas veces no es tan evidente.
El regreso a las clases puede generar estrés, ansiedad y otras reacciones emocionales que afectan tanto a los alumnos como a los docentes y a quienes los acompañan el proceso educativo. A pesar de que históricamente el entorno escolar ha estado enfocado principalmente en el rendimiento académico, cada vez más se reconoce la importancia de cuidar el bienestar emocional de todos los actores involucrados, aunque este cambio sigue siendo gradual.
Para los estudiantes, especialmente aquellos más jóvenes o los que se enfrentan a etapas críticas como el inicio de la secundaria o la universidad, el regreso a clases puede ser una fuente significativa de estrés. La adaptación a nuevos contenidos, la formación de relaciones sociales y las expectativas de alto rendimiento pueden aumentar los niveles de ansiedad. Este fenómeno afecta todas las etapas de un estudiantes.
En este escenario, el apoyo de los docentes y padres es crucial. Los estudiantes, aunque no siempre lo expresan verbalmente, necesitan espacios seguros donde puedan compartir sus preocupaciones y sentirse comprendidos y respaldados.
Por su parte, los docentes enfrentan elevados niveles de estrés al tratar de cumplir con los objetivos académicos mientras gestionan las emociones de sus estudiantes. En muchos casos, deben equilibrar las exigencias profesionales con sus propias emociones y necesidades, lo que puede llevarlos al agotamiento emocional. Se estima que alrededor del 20% de los docentes sufren agotamiento emocional o burnout , debido a la presión académica.
Para promover un bienestar mental e integral en el regreso a clases te mostramos algunas prácticas a seguir.
- Establece rutinas: Al tener un calendario, reducimos la incertidumbre y el estrés. Promueve que siempre se den horarios fijos para el estudio, el descanso y actividades recreativas.
- Fomenta la comunicación abierta: La comunicación es la clave para saber que está bien y qué hay que mejorar.
- Promueve el autocuidado: Tanto los padres como los docentes tienen en sus manos reforzar la autoestima de los estudiantes.
- Enseña sin humillar: No exijas hasta el cansancio, escucha con atención, trata de ser una guía para tus hijos, el aprendizaje no viene acompañado de traumas, sino de crecimiento.
- Busca apoyo cuando sea necesario: Cuando conseguir un bienestar mental tenga demasiados desafíos, busca la ayuda de un experto.
El regreso a clases es un proceso complejo que afecta profundamente a todas las partes involucradas. Si bien es un momento de transición, también representa una oportunidad para fomentar el bienestar emocional y fortalecer la resiliencia. Al implementar estrategias de apoyo y promover un entorno de comprensión y empatía, podemos ayudar a que este regreso sea más positivo y menos estresante, contribuyendo al desarrollo integral de los estudiantes.