Las orquídeas, con su asombrosa diversidad y elegancia, son consideradas una de las flores más fascinantes del mundo. Incluso, en países como Colombia, Venezuela y Panamá son la flor nacional.
Las orquídeas pertenecen a la familia de las monocotiledóneas, debido a que sus semillas tienen una sola hoja embrionaria, llamada cotiledón. Se destacan por sus flores llamativas y complejas, así como por sus interacciones ecológicas con los agentes polinizadores.
Para National Geographic, las orquídeas son la segunda familia de plantas más grande del planeta, con casi 30,000 especies y miles de híbridos registrados hasta la actualidad. En sus investigaciones han descubierto que, en estado salvaje, alrededor del 90% de estas especies viven en ramas o troncos de árboles, sobre todo en los bosques tropicales y los lugares donde más llueve, ya que son más propicios para la aparición de estas flores.
Según Ernesto García, biólogo y especialista en orquídeas, en tierras salvadoreñas se han registrado alrededor de 448 especies de orquídeas, muchas de ellas amenazadas por la deforestación y el cambio climático.

García detalla que a nivel global existen unos 800 géneros de esta planta, y que en el país las más comunes son la Cattleya, Vanda, Guarianthe, Helleriella, Epidendrum, Encyclia, Oncidium, Cymbidium y Encyclia.
“Entre las orquídeas encontramos diferentes tipos de hábitos o formas de crecimiento, donde la mayoría son epífitas, es decir, que viven o se adhieren a otras plantas, como a los árboles; las terrestres que crecen en el suelo, y otras que son litófitas, es decir, que crecen entre rocas”, agregó.
Algo muy curioso de estas plantas es que utilizan ingeniosos métodos de engaño para atraer a los insectos y ser polinizadas. Para ello, desarrollan órganos reproductivos con formas, colores, olores y texturas diversas, que buscan confundir y emular la apariencia de otros insectos, por eso, los expertos las llaman “las reinas del engaño”, por su extraordinaria forma para sobrevivir.
Estas solo florecen una vez al año, cuyo proceso puede durar hasta tres meses. Sin embargo, el biólogo resalta que “debido a la creación de diferentes híbridos y cultivares puede haber orquídeas que florecen durante todo el año”. Además, revela que en nuestro país podemos encontrar orquídeas en bosques nebulosos, como el Parque Nacional El Imposible; en picachos de los volcanes, como El Boquerón e Ilamatepec, y hasta en las montañas más altas, como El Pital.

Cabe destacar que entre las orquídeas más exóticas que hay en el país están la “Tigrillo”, la Prosthechea barssavolae, la «Monjita rosada», la Phalaenopsis, también conocida como la «Orquídea mariposa»; la Cattleya, considerada “la reina de las orquídeas”, y por supuesto, la Peristeria elata, conocida como “Espíritu Santo”.
De hecho, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) destaca que el Jardín de los Cien Años, del Parque Nacional Montecristo, alberga más de 123 especies y 72 géneros de orquídeas, lo que resalta la riqueza y biodiversidad de estos ecosistemas.

Estas plantas, además de su belleza, son fundamentales para el equilibrio del parque, ya que actúan como bioindicadores de los cambios ambientales, ya que dan una certeza de la buena salud de los ecosistemas. La presencia de orquídeas, particularmente en las copas de los árboles, es también señal de la existencia de microecosistemas vitales donde habitan roedores y diversos insectos polinizadores.
Por tal razón, no es sorprendente que, en El Salvador, la fascinación por las orquídeas siga creciendo, impulsando investigaciones y esfuerzos de conservación que permiten no solo descubrir, sino también preservar la espectacularidad de estas flores en las reservas naturales del país.