Hace más de seis décadas, El Salvador vivió un fenómeno musical que dejó una huella profunda en una generación de jóvenes talentosos. A principios de los sesenta, la influencia de la música estadounidense y europea —que llegaba a través de la radio— provocó la creación de numerosas bandas a lo largo de nuestro país.
Estos grupos, en su mayoría compuestos por adolescentes y jóvenes, se caracterizaron por adaptarse a los géneros de moda de ese entonces, como el pop y el rock de The Beatles y The Rolling Stones. También por interpretar versiones en español de canciones extranjeras, lo que les permitió conectar con el público local y ser bautizados como “La Nueva Ola”.
El rock fue el género que identificó a estas bandas juveniles, ya que no solo proporcionaba diversión, sino que también se transformó en el medio de expresión de los jóvenes que deseaban un cambio frente al complejo panorama sociopolítico que atravesaba el país en ese entonces.
Los Firefingers, Los Supertwisters, Los Satélites del Twist, Los Hollyboys, Los Vikings y Los Die Blitz se convirtieron en las bandas favoritas de nuestros abuelos y padres, quienes en su juventud disfrutaban sintonizar la radio para escuchar los temas de esas “buenas épocas”.
Ese buen gusto musical se ha transmitido a las nuevas generaciones, quienes hoy cantamos a todo pulmón temas como “Señora”, “Cien mujeres”, “El amigo que perdí” y “Abre los ojos”.
Para los que nacimos después de los 70, este repertorio no solo nos permite imaginar cómo fue esa tan añorada “Época de Oro”, sino que también nos hace revivir esos momentos en los que estas canciones alegraban nuestros días de infancia en las casas de nuestros abuelos.
Por esa razón, se puede decir que esta franja musical —que apenas duró una década, desde 1960 hasta 1970— dejó un legado invaluable para la posteridad, marcando un antes y un después en la industria musical de nuestro país.
En definitiva, los artistas pioneros, 65 años después, se siguen preguntando cómo aquellos “jóvenes que jugaban a hacer música” y que amaban participar en festivales de “Círculos Estudiantiles” se transformaron en los protagonistas de una de las épocas más importantes de la escena artística de El Salvador, dejando un legado imborrable con canciones que hoy continúan resonando en los hogares salvadoreños.