Descubre dónde y cómo se cultivan las anonas más sabrosas de El Salvador

Descubre dónde y cómo se cultivan las anonas más sabrosas de El Salvador

Cosechar anonas no es tarea sencilla; requiere experiencia, paciencia y un conocimiento profundo del fruto. En Rosario de Mora, los productores han perfeccionado este arte a lo largo de décadas dedicadas al cultivo de esta fruta.

La anona es una fruta tropical que se cultiva ampliamente en muchas partes de El Salvador, entre ellas Rosario de Mora, un pueblo de San Salvador Sur que desde hace décadas se ha posicionado como uno de sus mayores productores a nivel nacional.

Durante los meses de julio y agosto, agricultores de esa zona, como don Pablo Velásquez, aprovechan la temporada de cosecha para comercializar esta fruta en distintos mercados del país, generando así ingresos económicos que benefician directamente a sus familias.

Aunque hoy es común encontrarla en distintas regiones del trópico, la anona tiene su origen en Mesoamérica y el Caribe. En otros países de la región también es apreciada y conocida con distintos nombres, como chirimoya o anón, dependiendo del lugar. Su sabor dulce y su pulpa suave la han convertido en una fruta tradicional en muchas culturas, como ocurre también en El Salvador, donde le rinden tributo con festivales gastronómicos.

Foto: Guillermo López

Don Pablo, de 70 años, asegura que tiene casi cuatro décadas de dedicarse al cultivo de esta fruta en su finca ubicada en el cantón Las Barrosas, de Rosario de Mora, a unos 21 kilómetros de la capital salvadoreña.

 “Siempre me han gustado los árboles frutales. Por eso, hace 37 años, más o menos, comenzamos a cultivar. Cuando yo compré este terreno era una zacatera grande de jaragua y yo lo quité todo. Entonces, transformé el terreno en cultivos de frutas”, comenta Velásquez.

El agricultor asegura que la fertilidad del suelo y el clima cálido, con temperaturas que oscilan entre los 24 °C y los 37 °C, han favorecido la abundante producción de anona en la zona. Gracias a estas condiciones, el lugar se destaca como uno de los principales productores de esta fruta. Abonado a ello, revela que el cuidado de los árboles durante todo el año también es clave para cosechar una fruta de calidad y de buen sabor.

“Para que el árbol pueda dar en abundancia, a principios de invierno se le coloca abono orgánico, el cual se compone de gallinaza, se le pone un poquito de cal, un poquito de ceniza y arenilla. Se le coloca el abono para que la cosecha sea buena, porque los árboles empiezan a florecer con las primeras tormentas”, detalla Velásquez.

Foto: Guillermo López

Su terreno posee una extensión de siete manzanas, donde tiene sembrados un total de 250 árboles de anona de pulpa blanca y rosada. De estos, 150 ya están en etapa de producción, mientras que los 100 restantes se encuentran en fase de crecimiento y estarán listos para dar frutos en un par de años. 

“Con un buen cuido, el arbolito a los tres años ya le está dando frutos. Es un árbol que definitivamente es agradecido, porque no se arruina tan fácil y no agarra mucha plaga”, señala.

De acuerdo con el agricultor, un árbol de anona puede producir entre 100 y 250 frutos por cosecha, aunque la cantidad varía según el cuidado que reciba durante el año y las condiciones climáticas. Por eso, él se encarga de regarlos durante la época seca y de estar pendiente de que no les lleguen plagas.

Foto: Guillermo López

“Ahorita la cosecha ya está saliendo, pero en poca cantidad. La propia cosecha se da en agosto. Nosotros hemos calculado que del 10 de agosto en adelante la cosecha ya está en plenitud”, apunta.

Comercialización

La excelente calidad de las frutas que cosecha don Pablo le ha permitido ganarse una clientela fiel, proveniente de distintas zonas del país. Según él, en muchas ocasiones ni siquiera necesita llevar sus anonas al mercado, ya que son los propios clientes quienes se acercan hasta su finca para comprarlas directamente. 

“Hace unos cuatro años, yo iba a vender las anonas a Los Planes de Renderos o sino me iba para el mercado central, pero hoy ya el cliente viene. Hoy prácticamente no me muevo de acá”, declara.

Las personas que visitan la finca de don Pablo quedan maravilladas al descubrir un verdadero paraíso frutal que inunda el ambiente con aromas dulces y naturales, ya que en su terreno no solo se encuentran árboles de anonas, también hay de jocotes, de limones, de carambolas, de nísperos, de guanábanas, de mangos y de otros frutos de la temporada.

Foto: Guillermo López

Además, quienes llegan a sus tierras pueden vivir la experiencia única de elegir sus propias anonas de los árboles. Eso sí, solo cuando están en su punto ideal para cortarse, que se reconoce fácilmente cuando comienzan a rajarse, señal de que están listas para ofrecer toda su dulzura.

En palabras del salvadoreño, esta conexión directa con la tierra y los árboles permite que las personas tengan una profunda admiración por la naturaleza y reconozcan el valor que posee cada fruto. 

“Yo me encargo de contarles mi historia, de enseñarles cómo es el cultivo de la anona y todo el proceso que conlleva obtener cada año cosechas de calidad”, resalta. 

María Cristina de Méndez, quien se proclama amante de las anonas, viajó desde Santo Tomás para disfrutar de la finca de don Pablo y al recorrer el terreno lleno de árboles frutales quedó fascinada. 

Foto: Guillermo López

“Esta es una delicia para mí. Son las mejores frutas del país y siempre las ando buscando. Donde quiera que hay, yo siempre las compro porque me encantan”, afirma.

En la actualidad, dado que la temporada de la anona aún no ha alcanzado su punto máximo, su precio puede varias dependiendo el tamaño de la fruta: 

“Una anona jumbo puede costar $5, y conforme va bajando el tamaño, vale $4, $3, $2 y $1. Pero ya media vez esté  la cosecha en plenitud, el precio tiende a bajar”, revela Velásquez.

Por último, quienes estén interesados en visitar la finca de don Pablo, ubicada en el cantón Las Barrosas, Rosario de Mora, conocer el proceso de producción de las anonas y adquirirlas a precios justos, pueden comunicarse al número 7190-3909 para agendar el día y la hora del recorrido.

Foto: Guillermo López