Los senderos del Mariposario Alas y Flores te guiarán por espacios llenos de diversas flores, árboles gigantes y cientos de mariposas que transforman el ambiente en lienzos de colores vibrantes.
En las cálidas y acogedoras tierras del territorio salvadoreño, hay un lugar donde la naturaleza despliega su máximo esplendor y te invita a sumergirte en una armonía de colores. Se trata del Mariposario Alas y Flores, ubicado en el kilómetro 21.5 de la Ruta Panorámica, en San Francisco Chinameca, La Paz.
A través de sus senderos vivirás una mágica experiencia en medio de un área boscosa, con aire puro y fresca vegetación, donde el aleteo y el destello de cientos de mariposas te envolverán en un ambiente único y asombroso.
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Durante el tour, las mariposas te darán la bienvenida posándose sobre tu cuerpo y revoloteando alrededor de ti, como si de un rito de la naturaleza se tratara. Su máximo vuelo se observa a partir de las 12:00 p. m., cuando la luz de los rayos del sol entra en su hábitat y penetra en sus alas.
Guías como don Joel Mendoza te llevarán a conocer este fascinante ciclo de vida de las mariposas, desde que son huevecillos hasta que emprenden su primer vuelo. Para él, Alas y Flores es un espacio diseñado para la exhibición de 15 especies de mariposas, y uno de sus objetivos es educar a la población sobre la importancia de preservar estos insectos, ya que desempeñan un papel crucial en el ecosistema como polinizadores de plantas y flores.
“Tenemos el Búho llorón, que es la especie más grande; la Morpho azul, que se alimenta de frutas. De ahí tenemos la Heliconius ismenius, conocida como ‘Tigre’; la Heliconius hecale, la Heliconius erato; la Greta oto, conocida como ‘Alas de cristal’; la Malaquita, la Cebra mosaica y la Monarca”, comentó Mendoza.
El ciclo de vida de las mariposas comienza con el apareo entre el macho y la hembra. Luego, la hembra pone sus huevos, que incuba durante varios días hasta que nazca la oruga (larva), la cual, más adelante, se convierte en pupa. Por último, la mariposa sale de la pupa ya convertida en adulta.
Cabe señalar que no todas las mariposas tienen el mismo ciclo de vida. Algunas, como la Heliconius ismenius, tienen un ciclo más rápido, ya que la oruga nace entre 5 y 7 días después de la puesta. Por otro lado, el Búho llorón tarda entre 12 y 15 días en completar esta etapa. Mientras tanto, la Morpho azul requiere alrededor de 80 días para completar todo el proceso.
Don Joel es quien se encarga de recolectar cuidadosamente los huevos que las mariposas dejan en árboles y plantas, y luego los incuba para que nazcan las orugas. “Yo recolecto los huevecillos cuando ellas los ponen, porque desde ahí es que empieza el cuido, porque si los dejo así, el huevito o la oruguita recién nacida todavía está vulnerable y sus depredadores se los pueden comer”, destacó.
En el santuario se pueden apreciar plantas como pentas, trébol morado, cambray y viborana, de las cuales estos insectos extraen el néctar y, a menudo, también actúan como plantas “hospederas”, es decir, lugares elegidos por las mariposas para depositar sus huevos.
Además, en el mariposario colocan bebederos con néctar y frutas para alimentarlas, ya que diariamente nacen entre 15 y 30 mariposas, lo que constituye una de las etapas más apreciadas por los turistas. Estos tienen la oportunidad de observar cómo el insecto rompe el capullo, extiende sus hermosas alas y emprende su primer vuelo.
Un dato curioso de las mariposas es que en el exterior su tiempo de vida es solamente de cinco a 15 días, mientras que en el mariposario es hasta de dos meses, según don Joel. Y esto se debe a que en el santuario están protegidas de los depredadores, que en la mayoría de los casos suelen ser los pájaros, las lagartijas, los quecos, las culebras y los sapos.
“Con el cuidado adecuado, las mariposas alcanzan un ciclo de vida de aproximadamente dos meses. De 45 a 60 días, podría ser menos o un poco más, pero ese sería prácticamente un ciclo que hemos controlado durante el cuido”, Joel Mendoza.
Por ello y mucho más, Alas y Flores es el destino perfecto para un escape natural, lleno de frescura y tranquilidad. Solo está a menos de 40 minutos de la capital salvadoreña, te brinda parqueo y no necesitas de mucho presupuesto para explorarlo.