Desde el conocimiento técnico y especializado, hasta dejar que la creatividad los guíe, los baristas demuestran que la preparación del café es mucho más que infusionar agua y el grano molido.
En los últimos años, el arte del barismo ha experimentado un renacimiento impulsado por nuevos métodos y formas de preparar café. La industria de esta irresistible bebida se ha reinventado para ofrecer a los consumidores una experiencia única, elevando el acto de tomar una taza de café a un rito casi sagrado.
Aunque preparar café es una actividad común en todo el mundo, pocos conocen realmente en qué consiste el barismo. En términos generales, este es el arte de preparar bebidas a base de café espresso. Pero surge una pregunta: ¿somos baristas por preparar nuestra taza de café cada mañana? La respuesta es sí y no. Según Carlos Cárcamo, barista y fundador de la popular cafetería “Fulanos”, cualquiera puede ser barista, pero no todos alcanzan la maestría que requiere esta disciplina. ¿Qué significa esto? Aunque en teoría, mezclar café y agua podría hacernos «baristas», el verdadero arte requiere una técnica que abarca diversas disciplinas.
Como consumidores, solemos ver solo el resultado final, pero detrás de cada método de preparación de café hay un proceso meticuloso. Un buen barista debe controlar ciertos factores que influyen directamente en el sabor del café. No solo necesita conocer a fondo el grano, también debe dominar áreas como las matemáticas, la física, la química e incluso el diseño.
Cárcamo explica que existen cuatro variables clave en el barismo: la temperatura del agua, el tiempo de contacto entre esta y el café, la textura o tamaño de la molienda y el método de extracción. Estos elementos son determinantes, ya que cada uno impacta en las notas de sabor y aroma que destacan en la bebida final.
Para dominar estos aspectos, es esencial que el barista comprenda conceptos fundamentales como la solubilidad del café y las transformaciones químicas y físicas que ocurren cuando el grano entra en contacto con el agua, lo que varía dependiendo del entorno y método de preparación.
A primera vista, el barismo podría parecer un proceso rígido y metódico, pero en realidad, su esencia está en la creatividad y la capacidad del barista para adaptarse a nuevas circunstancias y técnicas. Saber escuchar y crear una conexión entre el barista, la bebida y el consumidor es clave. Como bien dice Cárcamo: «No existe el método perfecto».
Cada apasionado que explora esta profesión debe saber que el éxito radica en la experimentación. Es a través de la prueba y el error que han surgido métodos innovadores como el origami, el cold brew y, por supuesto, la máquina de espresso.
El barismo es, sin duda, un universo lleno de aromas y sabores que transforma la experiencia de tomar una taza de café en un viaje sensorial incomparable.