Casas y templos: Las joyas arquitectónicas antiguas que se preservan en Izalco

¡Casas y templos! Las joyas arquitectónicas antiguas que aún se conservan en Izalco

Descubre el legado arquitectónico de Izalco y las historias detrás de los inmuebles coloniales que adornan el corazón de este pueblo encantado.

Caminar por las calles de Izalco es como viajar al pasado. En cada esquina emergen hermosas y grandes casonas de estilo colonial, que atrapan de inmediato la atención de quienes se detienen a admirarlas. Este “pueblo encantado” resguarda antiguos inmuebles que alguna vez pertenecieron a familias muy representativas de ese lugar.

A medida que sus visitantes se pierden en sus avenidas, descubren emblemáticos templos de siglos de antigüedad, parques que llevan el nombre de personajes que forman parte de la historia del pueblo y murales que reflejan la herencia cultural de sus ancestros.

En su casco urbano se pueden observar edificaciones de un solo piso, construidas en adobe y teja, en su mayoría. Estos inmuebles se caracterizan por detalles como frisos y balcones, y casi todos exhiben en sus fachadas el año en que fueron construidos.

De acuerdo con el historiador y guía turístico, Benjamín Bautista, en el pasado estas casas eran farmacias, relojerías y joyerías, y pertenecían a familias de renombre de esa época, como los Castillo, los Barrientos y los Álvarez.

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“Villa Rosa”

Villa Rosa, una casa con más de 100 años de historia. Foto: Guillermo López

Por ejemplo, en el mero corazón del pueblo, específicamente sobre la avenida Morazán, entre la 3ª y 5ª calle Poniente, del barrio Dolores, se ubica un inmueble que data de 1924 y que perteneció al doctor en medicina Francisco Álvarez. La casa, hecha de armazón de lámina europea y vigas dobles, era conocida en aquel entonces como “Villa Rosa” por poseer en su zona frontal un hermoso jardín de claveles, un estilo muy propio de las familias adineradas de ese tiempo.

Actualmente, la casa pertenece a la familia Ortiz, que ha establecido en ella un negocio de accesorios para celulares. La propiedad se conserva casi en su totalidad como fue construida originalmente, aunque ya no cuenta con el jardín de rosas en la parte frontal. Una fotografía de esa época que tienen sus propietarios afirma lo escrito en estas líneas.

“La casa fue de don Francisco Álvarez, primer dueño, quien la construyó en 1924. La habitó algunos años y de ahí mi papá la compró. A partir de ahí la conservamos toda la familia. Actualmente tiene 101 años”, expresa Jorge Alberto Ortiz.

Casa Barrientos

Casa Barrientos, construida en 1864. Foto: Guillermo López

Durante el siglo XIX, la mayoría de las casas de Izalco eran de adobe y madera, pero entre todas ellas sobresalía una por su tamaño, altura y arquitectura. Se trataba de la Casa Barrientos, construida con estilo neoclásico e influencia de arquitectura francesa en 1864 por Ramón Barrientos.

La casa fue declarada Monumento Nacional de El Salvador en 1991 y Bien Cultural Protegido en 2012. En 2019, se llevó a cabo una restauración significativa en ella, utilizando técnicas de construcción de la época, como paredes de adobe y columnas de madera.

La majestuosidad de esta residencia se percibe desde su lujosa fachada, con la elegante curvatura de sus rejas de hierro forjado, los amplios aleros que la enmarcan, la singular esquina realzada por una doble ventana, y los meticulosos detalles esculpidos en cada clave de puertas y balcones, cada uno cargado de un simbolismo único. Un dato curioso es que en la puerta principal aún se observan los machetazos que se dieron cuando el pueblo intentó entrar en ella durante el levantamiento campesino de 1932, cuando venían persiguiendo a una persona que ingresó allí.

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Por otro lado, aunque la residencia presenta un estilo arquitectónico de inspiración europea, fue construida con materiales autóctonos de Izalco. Antes de su restauración, era evidente que sus muros estaban hechos de argamasa —una mezcla de tierra, cal, ceniza y otros componentes—, sostenidos por robustas vigas de maderas locales como el cedro, el bálsamo o el conacaste, que dan solidez a su imponente estructura. El techo, completamente cubierto con tejas, destaca por un admirable entramado de madera que lo sostiene con elegancia.

Iglesia de Dolores

Iglesia Dolores de Izalco. Foto: Guillermo López

La iglesia de Nuestra Señora de Dolores, situada en el barrio de Dolores, es una destacada obra arquitectónica. Su diseño incluye elegantes columnas de estilo griego y un hermoso atrio. En la parte inferior del edificio se encuentran tres cúpulas, coronadas por una cruz.

“Tiene una rica historia cultural y religiosa que conecta al pueblo de Izalco con sus comunidades indígenas como ladinas. La iglesia, en la descripción de la entrada de la sacristía, tiene fecha que dice que fue construida en 1719, pero realmente la iglesia es mucho más antigua, entre 1600, aunque no hay veracidad de eso”, comenta el historiador Benjamín Bautista.

El templo, que tiene al fondo el imponente volcán de Izalco, ha sufrido importantes daños debido a los sismos, por lo que ha sido reconstruido en varias ocasiones. Don Bautista explica que “la fachada principal de la iglesia no era como está ahora. En el período del padre Castillo se llevó a cabo una construcción de la parte superior. Lo que sí es original es la parte inferior de la iglesia. Pero la parte de arriba cambió porque al principio los campanarios eran de madera”.

Ruinas de la Asunción

Ruinas de la primera Iglesia Asunción. Foto: Guillermo López

Una de las construcciones españolas más antiguas que se conservan en el país son las ruinas de la iglesia de la Asunción, cuya edificación se estima que comenzó en 1568. Este templo permaneció en funcionamiento durante aproximadamente 220 años, hasta que fue destruido por el terremoto de Santa Marta, ocurrido el 29 de julio de 1773.

Tras el sismo, se construyó una nueva iglesia a poca distancia al norte del edificio original. Su arquitectura corresponde al estilo de finales del siglo XVIII, época que ha sido confirmada por registros históricos. Este nuevo templo también resultó afectado por el terremoto de 1982, pero fue restaurado gracias al esfuerzo colectivo de la comunidad izalqueña.

En ese lugar todavía es posible observar los restos de la antigua iglesia en los alrededores, así como la campana conocida como “María Asunción”, que, según la tradición, fue un regalo de Carlos I de España.

En definitiva, cada uno de estos inmuebles resguarda las huellas de generaciones que han dado forma a la identidad de Izalco. Quienes visiten este pueblo se darán cuenta que en cada detalle arquitectónico se preservan las historias, el legado y estilo único que impregnaron familias enteras de izalqueños hace siglos.

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