Ceremonias y rituales que mantienen viva la herencia maya en El Salvador

Estas son las ceremonias y rituales que mantienen viva la herencia maya en El Salvador

Con los rituales y ceremonias, los pueblos indígenas buscan establecer conexión con lo sagrado, solicitar bienestar a través de ofrendas, y marcar transiciones vitales como el nacimiento o la renovación. Aquí te contamos sobre estas prácticas ancestrales.

Los mayas fueron una civilización profundamente sabia. A través de la observación de la naturaleza y el cielo, desarrollaron avanzados conocimientos en astronomía y matemáticas. Gracias a esta sabiduría, crearon un calendario casi perfecto que les permitió organizar con gran precisión sus actividades agrícolas y ceremoniales, muchas de las cuales han perdurado en el tiempo y se continúan practicando de generación en generación entre los pueblos indígenas.

La historia revela que los mayas construyeron ciudades basándose en su visión cosmológica del mundo y utilizaron los astros como referencia para alinear templos y pirámides. Por ejemplo, las diversas ruinas que se encuentran en El Salvador están orientadas con respecto al movimiento solar, ya que durante los solsticios y equinoccios —fechas clave para esta civilización — se celebraban rituales  o ceremonias de agradecimiento por las siembras, cosechas, victorias y coronaciones.

El sitio web tierrasmayas.com establece que, a través de los juegos de luz y sombra que proyectaban estas ruinas, los mayas sabían en qué momento del año se encontraban, determinaban épocas de lluvia o sequía y marcaban los ciclos agrícolas. 

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Según el historiador Benjamín Bautista, los rituales que los mayas hacían en las pirámides eran una forma de comunicación con los dioses y se realizaban para pedirles protección, agradecerles o buscar orientación.

Bautista agrega que estas costumbres siguen vigentes entre las comunidades indígenas de El Salvador. Durante los solsticios y equinoccios, que ocurren dos veces al año, los pueblos originarios se reúnen en sitios sagrados como Joya de Cerén, San Andrés, Tazumal o Cihuatán para rendir homenaje a sus dioses.

Pero ¿Qué rituales se realizan durante los solsticios y equinoccios? Aquí te contamos en qué consisten estos rituales, cuál es su significado para las comunidades indígenas y en qué fechas específicas se llevan a cabo.

Rituales de solsticio

Cada 21 de diciembre, las comunidades indígenas de El Salvador conmemoran el solsticio de invierno con una ceremonia ancestral, que se realiza en diversos lugares del país, como el Parque Arqueológico de San Andrés y el Parque Ecológico de Izalco.

La ceremonia, que integra elementos como el fuego, el agua, la danza y diversas ofrendas, celebra la llegada del tiempo de renovación y renacimiento de las energías espirituales, de las flores y de la vida que trae consigo el solsticio. 

En el ritual, se busca la conexión con la madre tierra para que esta sane a las personas, ya que el inicio del invierno astronómico no solo es una renovación para la naturaleza, sino también para el ser humano. Los “tatas” (líderes espirituales) suelen honrar el regreso de la luz y el nuevo ciclo de vida. Y también veneran al Sol, conocido como el gran padre Tunal, ya que significa para ellos energía vital.

“El solsticio de invierno da paso al día más corto y a la noche más larga del año. Solsticio quiere decir que el Sol está quieto”, detalla el historiador Benjamín Bautista. Y agrega que este ocurre cada 21 de diciembre en el hemisferio norte del planeta, y que a partir de esa fecha los días se alargan de forma gradual.

Sin embargo, Bautista destaca que hay dos solsticios al año. Uno de invierno y otro de verano. Este último ocurre el 21 de junio, y durante esa fecha se realizan ceremonias para pedir por buenas cosechas. A diferencia del solsticio de invierno —cuando el día es más corto y la noche más larga—, en el de verano el día es más largo y la noche más corta.

Rituales de equinoccio

El término equinoccio proviene del latín aequinoctium o aequus nocte, que se traduce como «noche igual», debido a que durante este fenómeno el día y la noche tienen prácticamente la misma duración: 12 horas cada uno.

Don Benjamín indica que los equinoccios también ocurren dos veces al año, como resultado del movimiento del Sol respecto a la Tierra. El equinoccio de primavera tiene lugar el 20 de marzo y el equinoccio de otoño ocurre aproximadamente el 22 de septiembre. En esas fechas, el Sol sale justo por el este y se oculta exactamente en el oeste, marcando el inicio de su desplazamiento hacia el norte, que culmina en el solsticio de verano, alrededor del 20 de junio.

En el equinoccio de primavera  se da el cambio de estación entre el invierno y la primavera. Y aunque en El Salvador no es muy marcado, sí es considerable el incremento de la temperatura. Esto suele entenderse como un período de renovación de la madre naturaleza que se prepara para la temporada de lluvia y marca el inicio de la siembra.

Las comunidades mayas en el país aprovechan estos dos eventos del año para honrar a sus dioses y rendir tributo a la madre Tierra. Por ejemplo, el Consejo Maya de El Salvador suele realizar un ritual dedicado al equinoccio primaveral en el Parque Arqueológico Tazumal, ubicado en Chalchuapa, en el departamento de Santa Ana.

El acto se inicia con las palabras de bienvenida de algunos de los tatas presentes, quienes posteriormente saludan a los cuatro puntos cardinales: Oriente (representando el fuego), poniente (agua), norte (aire) y sur (tierra). Luego realizan una oración dando gracias por las bendiciones recibidas, y pidiendo por el nuevo ciclo de vida, la juventud y los ancestros.

Posterior, se escucha el toque peculiar de la caracola, mientras se esparcen granos básicos como maicillo, arroz, ajonjolí y miel en el fuego. También colocan velas de colores que representan las energías positivas.

En septiembre, también llevan a cabo una ceremonia ancestral para recibir al equinoccio de otoño, ya que esta marca la temporada de cosecha, fundamentalmente en lo que respecta a la agricultura. En este ritual se agradece a la madre Tierra por los frutos, el agua, el aire, el sol y la alimentación que sustenta la vida. Las flores, las semillas, el tabaco y el fuego son de los elementos que nunca faltan en esta actividad.

Rituales de Temazcal 

Por otro lado, un ritual de temazcal es una práctica ancestral de purificación del cuerpo y el espíritu,donde se utiliza una estructura en forma de domo (el temazcal) para generar vapor a partir de hierbas y piedras calientes. 

En palabras de Bautista, este ritual busca la sanación y el bienestar físico y mental, ya que el vapor desintoxica el cuerpo, relaja la mente y fomenta la introspección y la conexión con la naturaleza. “Es un baño de purificación, no con agua, sino con vapor, donde se preparan hierbas aromáticas, se colocan piedras de río calientes y el temazcal es como un sauna. Y el ritual dura de tres a cinco horas”, comenta el historiador. 

La estructura del temazcal, en forma de cúpula, representa el vientre materno de la Tierra, simbolizando el renacimiento y la purificación. En la ceremonia, el guía o “temazcalero” invita a los participantes a ingresar al temazcal. 

Posteriormente,  el guía introduce las piedras calientes en el temazcal y les rocía agua, a menudo mezclada con hierbas medicinales, para generar un vapor denso, provocando sudoración y desintoxicación del cuerpo a través de la piel. Al finalizar, las personas se sienten revitalizadas y en un nuevo estado de bienestar, ya que botan el estrés y las energías negativas para recargarse de las positivas.

Para los pueblos originarios, estas ceremonias son una forma de mantener viva su historia, transmitir saberes ancestrales y honrar la sabiduría de la Tierra, siendo a la vez una expresión de resistencia cultural.