Odiada por unos y amada por otros, en la zona oriental de El Salvador, especialmente en San Miguel y La Unión, las pupusas se disfrutan de manera única.
Las pupusas son un plato que une a los salvadoreños en torno a su tradición culinaria, pero en la zona oriental del país, específicamente en los departamentos de San Miguel y La Unión, existe una forma particular de disfrutar este manjar. A diferencia del resto del país, donde las pupusas se acompañan con el tradicional curtido de vinagre y salsa de tomate, en esta región se ha creado una versión distintiva, con salsa negra y ketchup, además de un curtido preparado con mayonesa.
Este cambio en los acompañamientos es tan característico de la zona oriental que, en lugares como San Miguel, se ha convertido en un verdadero símbolo gastronómico. Mientras que en otras partes del país el curtido se prepara con vinagre, cebolla y zanahoria, en San Miguel se prefiere una versión más cremosa, que incorpora mayonesa junto con zanahorias y cebollas finamente picadas. Este toque especial, que da un sabor más suave y delicado al paladar, ha sido fuertemente influenciado por la gastronomía estadounidense, especialmente por la popular ensalada «Coleslaw», que tiene ingredientes similares: col blanca, zanahoria rallada y mayonesa.
Además de este singular curtido, las pupusas en dicha parte del país se sirven con salsas que son menos comunes en el resto del territorio; la salsa negra, de sabor profundo y ligeramente especiada, junto con la salsa ketchup, acompaña a las pupusas de una manera única. Esta combinación de sabores, que en muchos casos puede parecer inusual para los forasteros, es muy apreciada por los habitantes locales y ha logrado consolidarse como una tradición culinaria en estas partes del país.
De acuerdo con los registros de San Miguel, esta práctica a la hora de comer este plato típico se popularizó en los años 80 y desde entonces se ha mantenido vigente entre sus habitantes.
De esta forma, la zona oriental de El Salvador ha logrado darle un giro único a la manera de disfrutar las pupusas, añadiendo su sello distintivo al patrimonio culinario del país.