Cráteres que rugen historias

Estos destinos naturales nos invitan a caminar por sus senderos, a abrazar sus árboles y disfrutar de sus paisajes desde una perspectiva diferente.

Los volcanes, además de ser elementos esenciales de la biodiversidad en El Salvador, son destinos desconocidos y misteriosos, que nos instan a explorarlos a plenitud y a apreciar los majestuosos paisajes que nos ofrecen desde las alturas.

Y es que, si queremos descubrir la verdadera magia de nuestro país, debemos introducirnos en sus senderos que nos envuelven con aire puro, en su vasta vegetación y en su tranquilidad que nos aleja por un momento del bullicio de la ciudad.

La historia salvadoreña nos revela que la mayoría de los rasgos fisiográficos de este pequeño territorio son volcánicos o están asociados a un origen volcánico, incluyendo las playas, lagos y lagunas y, por supuesto, los majestuosos conos y calderas.

«Los Infiernillos» de Guadalupe en volcán Chichontepec.

De hecho, El Salvador se encuentra en el “Cinturón de Fuego del Pacífico”, una zona con una intensa actividad sísmica y volcánica que se extiende por el Océano Pacífico, la cual está conformada por volcanes activos, inactivos y otros extintos.

Aunque para algunos las alturas de estos gigantes les aterroriza, subirlos es un desafío para las capacidades físicas y la voluntad de vencer los miedos. Por esa razón, muchas personas realizan en ellos deportes extremos, como el senderismo, escaladas, ciclismo de montaña o trail running.

Pero no solo eso, en la actualidad, el turismo de volcanes está en su mejor momento y brinda una variedad de destinos para conocer con amigos y familiares. Uno de ellos es Chichontepec, un volcán ubicado entre los departamentos de San Vicente y La Paz.

A diferencia de los volcanes de Santa Ana, Izalco y San Miguel, este destino ha sido poco explorado por los amantes del senderismo, por lo que casi nadie sabe que esconde en sus faldas un atractivo que deja a sus visitantes boquiabiertos: los ausoles, los cuales ofrecen a los turistas baños con aguas termales “medicinales”.

Así que es hora de descubrir estos encantadores espacios, hogares de una variedad de ecosistemas, hábitats y nichos ecológicos que se pueden observar detenidamente durante el ascenso, y que, desde las alturas, nos revelan lo mágico que es El Salvador.