Date una pausa

Date una pausa

Llegar a la mitad del año suele generar una reacción común: mirar atrás. Evaluamos lo que hemos hecho, lo que quedó pendiente y lo que aún parece posible lograr. Pero más allá de los balances personales, este punto del calendario también plantea una oportunidad para hacer una pausa, respirar y descansar.

Vivimos en una sociedad que premia la velocidad, la productividad y la hiperconectividad, y muchas veces detenernos puede parecer improductivo, pero quizás sea todo lo contrario. Hay que tener en cuenta que hacer una pausa no implica retroceder, ni mucho menos rendirnos. Es un acto de conciencia que nos permite ajustar nuestro rumbo, cambiar ritmos y hábitos, checar nuestra salud mental o simplemente, tomar aire para seguir con mayor claridad.

Es por eso que julio es un buen momento para desahogarnos de aquellas cosas que no nos hacen bien, para reconocer que el cansancio existe, que la incertidumbre afecta, y que el año —aunque avance rápido— ofrece espacios para realizar todo lo que tenemos en mente, como ejercicios, dietas, viajes, remodelaciones en el hogar, disfrutar de la salida pendiente con nuestros amigos, comprar los zapatos que tanto hemos querido o sencillamente, darnos tiempo para nosotros mismos.

Tengamos en cuenta que aún quedan seis meses, este tiempo puede servir para hacer las cosas diferente y volver a empezar, si es necesario. Y ojo, la vida no se trata de cumplir todo, sino de vivirla con intención de ser mejor y estar mejor.

Así que démonos  tiempo de revisar, de reacomodar y de continuar con más energías y más ganas de comernos el mundo. Que estas palabras nos sirvan como ejemplo para soltar la presión de tener todo resuelto y para entender que cambiar también es crecer. Porque sí, detenerse —cuando se hace con sentido— también es avanzar.