Por mucho tiempo, la región de Los Izalcos fue la mayor productora de cacao en Mesoamérica. Hoy en día, El Salvador ocupa el segundo lugar en Centroamérica como exportador de productos terminados a base de cacao.
El cacao no es algo nuevo en el continente americano. En la época precolombina, esta semilla fue un alimento de los mayas, una bebida sagrada para los dioses, un símbolo divino para rituales, una moneda de cambio y un elemento esencial que marcó la historia de Mesoamérica.
En esa región, que hoy se conoce como México, Guatemala, Honduras y El Salvador, habitaron pueblos de origen maya, quienes incluso antes de la colonización ya se dedicaban a la producción de cacao. Fueron ellos los perfeccionaron el cultivo, aprendieron a curar y conservar dicha semilla.
Según el Popol Vuh, libro sagrado de los mayas, el cacao tenía un valor simbólico para estas etnias, ya que el árbol que lo produce era considerado uno de los cuatro árboles cósmicos situados en los rumbos del universo.

Además, una de las bebidas que elaboraban los pueblos indígenas con esta semilla era el xocoatl, una preparación dedicada a los dioses. De hecho, el nombre científico del árbol del cacao, Theobroma cacao, significa “alimento de los dioses” en griego. Por esta razón, se consideraba una bebida sagrada, reservada para la élite y consumida en vasijas de cerámica durante eventos especiales.
Por otro lado, el cacao también sirvió como moneda de cambio, especialmente entre las poblaciones más pobres, quienes la usaban para adquirir bienes y servicios e incluso para pagar impuestos.
“El cacao fue utilizado como moneda durante la época prehispánica por los pobladores de la región mesoamericana. Luego, al inicio de la conquista española se introdujeron otros tipos de cambio, como los macacos o morlacos y los reales, que fueron monedas que circularon en la fase colonial”, establece el Ministerio de Cultura en su sitio web.
El auge del cacao en El Salvador

Durante ese periodo, los pueblos ubicados en lo que hoy es el occidente de El Salvador y que eran considerados zonas cacaoteras incluían a Izalco, Caluco, Nahuizalco, Tacuscalco, Salcoatitán, Armenia, Juayúa, Nahuilingo, Sonzacate y Acajutla.
Esa región era conocida como Los Izalcos y abarcaba desde el río Paz, en Ahuachapán, pasando por las montañas de Apaneca, hasta llegar a Armenia, en el departamento de Sonsonate. En esta zona, los pueblos indígenas cultivaban más de 10,000 manzanas de cacao.
Por eso, alrededor de 1524, cuando los conquistadores españoles ingresaron por el occidente de El Salvador se encontraron con vastas extensiones de tierras cultivadas de esta semilla, la cual rápidamente les interesó.

“En el territorio que consideramos ahora El Salvador, durante la época prehispánica, los pueblos indígenas cultivaban cacao en tierras fértiles del occidente. Y en la llegada de los españoles, este cultivo fue tan valorado, que fue uno de los principales cultivos de exportación durante la colonia”, alega el historiador y publicista Salvador Guzmán en un video de TikTok.
Entre 1540 y 1550, las plantaciones de cacao de Izalco se habían extendido a tal extremo que el área fue aclamada como una de las más ricas de la zona. Los empresarios españoles habían identificado el valioso potencial del cacao como cultivo comercial.
A finales del siglo XVI, desde el puerto de Acajutla, en Sonsonate, se comenzó a exportar cacao en grandes cantidades hacia México y posterior a España, donde logró un éxito rotundo por su sabor y consistencia.

“Para 1585, el cacao de Sonsonate representaba más de un tercio de toda la producción de la Audiencia de Guatemala, pero en el siglo XVIII nació el volcán de Izalco (1770-1958) sepultando a varias de estas haciendas y disminuyendo la producción en la zona. Pero esto no borró su legado. Eventualmente, se retomaría y se reiniciaría la producción cacaotera de El Salvador. Sin cacao no habría chocolate y tampoco esta historia”, detalla el historiador salvadoreño.
Las erupciones del volcán y la acumulación de cenizas dificultaron la siembra y el mantenimiento de los cacaotales, lo que provocó un declive importante en la producción del cacao en la zona, que anteriormente era un centro de cultivo muy próspero.
A pesar de esto, el cacao de Los Izalcos era de gran calidad y se recuperaron vestigios de este cultivo para esfuerzos posteriores de reintroducción y tecnificación. Se mantuvieron productivas unas pocas fincas en Sonsonate que preservaron áreas antiguas de cultivo de este fruto.
Exportación del cacao.

En el siglo XXI, el cultivo del cacao en El Salvador experimentó un renacimiento gracias a la Alianza Cacao, la cual buscaba la modernización del sector y la recuperación del germoplasma autóctono de la zona de Los Izalcos.
De igual manera, en años recientes se creó la Sociedad Cooperativa de Productores de Cacao de El Salvador (ES-CACAO), la cual se dedica a recuperar el cultivo de este fruto de una forma tecnificada en más de 50 fincas de distintas zonas del país con fines de exportación.
Actualmente, El Salvador ocupa el segundo lugar en Centroamérica en la exportación de productos terminados a base de cacao, con destinos como Francia, Italia, Bélgica, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Nicaragua, entre otros. La industria cacaotera salvadoreña se enfoca en la elaboración de productos finales como chocolate, cocoa en polvo endulzada y cobertura de chocolate.
El Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal (CENTA) establece que el cacao es un reflejo de la cultura ancestral salvadoreña y es considerado uno de los mejores granos a nivel mundial, ya que se caracteriza por un perfil de sabor, de atributos básicos balanceados en armonía con notas predominantes de frutas tropicales, cítricas, bayas, frutos marrones como ciruela, pasas, notas de nuez de marañón, floral, panela, madera y especias.

“Desde 2015, con la creación del Programa de Frutales y Cacao del CENTA, El Salvador ha avanzado significativamente en la producción de cacao. En menos de una década, el número de familias productoras ha crecido de 482 a más de 2,000, mientras que la extensión cultivada se ha multiplicado, alcanzando más de 3,200 hectáreas con una producción anual de 1,050 toneladas métricas”, alega CENTA en un artículo de 2024 llamado “MAG y CENTA celebran el Día Nacional del Cacao y destacan los avances tecnológicos y el trabajo de productores”.
Gracias a estos esfuerzos, el cacao salvadoreño ha sido reconocido internacionalmente como grano fino y de aroma al 100%, alcanzando premios internacionales en la industria de grano y chocolatería. En 2023, “El Salvador realizó su primera exportación de 17.5 toneladas métricas de cacao, despertando interés en mercados europeos, así como en Marruecos y China”, agrega la institución en el citado artículo.
Uno de los logros clave ha sido el programa de mejoramiento genético del cacao, que ha identificado y preservado variedades nativas y modernas, registrando y liberando tres variedades: Centa Macehuac, Centra Miac y Centa Iztac.
Hoy en día, el cacao sigue siendo uno de los productos más valiosos de El Salvador. Por eso, cada 1 de octubre se conmemora el Día Nacional del Cacao, con el objetivo de destacar la importancia de su cultivo en la cultura ancestral salvadoreña y en el desarrollo agrícola actual, promoviendo su fomento entre las familias productoras.