Los animales no se quedan fuera de la larga lista de historias propias de la mitología salvadoreña, desde criaturas similares a perros hasta una serpiente con cabeza de cerdo.
Dentro del amplio abanico de leyendas albergadas dentro del folklore salvadoreño, hay una clasificación dedicada a esos relatos que tienen como protagonistas animales, los cuales no tienen porqué ser precisamente malos. Ya sean guardianes de la noche, criaturas que avisan una próxima llovizna o aquellos que desean robar el alma de sus víctimas en medio de la noche, estas son dos de las leyendas de animales más populares en El Salvador.
Perro bueno, perro malo
Hay un dicho popular que dice que el perro es el mejor amigo del hombre, pero, ¿qué tal si no? En El Salvador y el resto de la región mesoamericana, así como en otros países del continente, se cree en la existencia de una criatura con apariencia de perro, solo que de mayor dimensión, ojos rojos y el pelaje del negro más espeso y oscuro que se ha visto. A este animal se le conoce como el Cadejo Negro.
Su origen es incierto, aunque las dos versiones más populares lo ubican como una criatura propia de la cultura náhuatl o bien, como un nahual, es decir, una persona convertida en animal.
Según la leyenda, este enorme animal persigue a aquellas personas borrachas y trasnochadoras de malas intenciones que vagan por las noches. Se acerca a sus presas en silencio hasta lograr acabar con sus vidas y llevarse sus almas.
Pero esta leyenda tiene su propia contraparte, al igual que el Cadejo Negro, existe el Cadejo Blanco, un animal con las mismas características que el primero, con la diferencia del color de su pelaje y de sus intenciones. Mientras el Cadejo Negro ataca, el blanco protege a las personas de buenas intenciones que transitan por los caminos en medio de la noche, asegurándose que lleguen con bien a sus destinos. Se dice que cada uno de ellos es la representación del bien y el mal o de los ángeles y demonios.
Serpiente que anuncia la lluvia
Una criatura menos conocida habita las tierras de Izalco. La Cuyancúa es una serpiente con cabeza de cerdo, la cual habita bajo la tierra del ya mencionado lugar cerca de los ríos o lagunas.
Según la leyenda, es posible escuchar un sonido estremecedor cada vez que ella se arrastra por la tierra o enreda su gran cuerpo alrededor de los árboles. Aunque se dice que es inofensiva, esto no significa que no sea capaz de causar terror entre los habitantes de la zona, quienes se encierran en sus casa al oír el trayecto de la Cuyancúa. Si bien su origen la sitúa en Izalco, eso no significa que esta no pueda desplazarse hacia los lugares aledaños.
Asimismo, se cree que la salida de este animal y su sonido daban aviso a una próxima llovizna, además de decirse que los lugares donde la Cuyancúa escarbaba para poder echarse y descansar, se terminaban convirtiendo en nacimientos de agua, de allí porque existen tantas lagunas, lagos y demás en la zona.
Tanto la Cuyancúa como los Cadejos blanco y negro son la prueba de cómo las leyendas trascienden y pueden encontrarse aún en la naturaleza. Tanto en medio de los campos, ríos y quebradas, así como en las veredas de los pueblos, nunca sabes cuando podrás toparte con alguna de estas leyendas.