Nunca es fácil despedirnos de esos vínculos que han sido importantes en nuestras vidas, especialmente cuando creemos que decir adiós significa olvidar.
Hablar de una pérdida no es sencillo, mucho menos procesarla y llegar a superarla para seguir adelante. Como todo en esta vida, requiere de trabajo, pero, sobre todo, de poder ser consciente de lo que sentimos y lo que significa despedirnos del vínculo que se ha roto.
Para comprender mejor todo lo que esto conlleva, es importante entender qué es un duelo y por qué deja una marca en las personas que lo experimentan. De acuerdo con Elena Franco, psicóloga clínica, este término se utiliza para un proceso luego de una pérdida significativa de algo o alguien, es decir, que no solo involucra a las personas, sino también puede sentirse en relación a momentos o situaciones. Además, establece que lo que marca el proceso de duelo es ese vínculo emocional que se ha construido con eso que se ha pérdido.
Si bien la muerte es un proceso natural de todas las personas, esto no significa que afrontarlo sea sencillo. Cada duelo es diferente porque se rige por medio de diversos factores que determinan cómo y en qué medida pueden afectarnos.
El hecho de que los duelos sean situaciones que vivimos más de una vez a lo largo de nuestras vidas, nos permite desarrollar una serie de herramientas para llevarlos a flote sin que nos desmoronemos en el intento. Pero, ¿qué pasa cuando esto no es suficiente? ¿Cómo sé que no he podido salir de un duelo?
Según Franco, es importante tener claro la respuesta a estas dos interrogantes. Primero, entender que un duelo no se trata de un proceso lineal y aunque se puede hablar de etapas o fases, estas no tienen porqué ser estáticas o cumplirse en un determinado tiempo. ¿Qué significa eso? Que, aunque hay emociones que se hacen presente de forma genérica entre las personas que sufren una pérdida, no significa que cuando la ira, negación o tristeza se hagan presentes de forma aislada.
De este modo, las personas son capaces de experimentar este abanico de emociones de forma simultánea y regresar a una emoción que, de acuerdo con la norma, puede ser la primera o segunda etapa y esto no necesariamente significa retroceso.
Segundo, Elena explica que existen ciertos indicadores que nos dicen que aún no hemos procesado una pérdida, este tipo de emociones o indicadores puede llevar mucho tiempo en sanarse, incluso años; llegando a algunos extremos en los que se piense en la imposibilidad de seguir con nuestra vida diaria, en estos casos, sí se requiere de una ayuda profesional.
Para llevar un duelo de forma sana es vital que las personas que se encuentran en dicha situación sean capaces de sentir y ser vulnerables. Abrazar el dolor, la tristeza e incluso el enojo son parte fundamental para luego dejar ir y seguir adelante. A pesar de que no existe una receta mágica para superar una pérdida, ni existe una forma fácil de afrontar un duelo. Sin embargo, buscar las herramientas necesarias ya sea por medio de nuestras redes de apoyo o la ayuda profesional son esenciales para avanzar, teniendo claro que esto no significa olvidar, sino hacer las paces con la partida de ese vínculo que fue tan importante en vida.