Pocos lugares como San Vicente son capaces de ofrecernos una experiencia completa en sabores, aventuras e historias.
San Vicente es sin duda una de las grandes joyas turísticas de El Salvador. Un departamento lleno de color e historia, que abre sus puertas a aquellos que quieran explorar nuevas tierras al interior del país. Este lugar ofrece una amplia oferta de experiencias, emociones y sabores que tienes que vivir. Si bien el destino es sin lugar a dudas impresionante, la maravilla de San Vicente empieza desde antes de llegar. Mientras te dirijas hacia tierras vicentinas, te toparás con postales únicas como las vistas hacia el Lago de Ilopango, el Volcán Chinchontepec y el Valle de Jiboa, los cuales ameritan hacer una pequeña parada para apreciarlos.
Ahora sí, llegando a la Ciudad de San Vicente es imposible que no te detengas en sus monumentos más emblemáticos como la Torre Vicentina, la cuál desde la cima te ofrece una vista incomparable de todo el lugar; así como la Iglesia Nuestra Señora del Pilar, una estructura barroca que fue nombrada como monumento nacional en 1953.
Si lo tuyo es más la aventura, no te preocupes. San Vicente cuenta con uno de los volcanes más altos de todo El Salvador: el Volcán Chinchontepec. Con dos elevaciones de 2,173 y 2,083 metros sobre el nivel del mar, no solo puedes probar suerte e intentar escalarlo, sino que en el camino puedes detenerte en sus manantiales de aguas termales también conocidos como “infiernillos” debido a los vapores volcánicos y sus altas temperaturas.
Asimismo, si lo que buscas es refrescarte, el Parque Recreativo Amapulapa es una excelente opción. Con su suelo de origen volcánico, este lugar está rodeado de vegetación y cuenta con piscinas tanto para adultos como niños para disfrutar en familia. Por otro lado, si quieres estar un poco más cerca de la naturaleza sin dejar de refrescarte debes visitar el Parque Recreativo Laguna de Apastepeque. Este lugar no es solo una de las fuentes de vida más grandes del país, gracias al bosque sub-tropical que alberga una amplia vegetación. La laguna es de origen volcánico y no solo puedes refrescarte en ella, sino también dar un paseo en lancha. Pero no te acerques mucho a la laguna de noche, ya que podrías ser arrastrado al fondo según la leyenda de Ciprian.
Por último, no hay nada cómo terminar con algo dulce. Dentro de la experiencia Vicentina no puedes dejar de lado los icónicos dulces de coco, tamarindo, marañón y nance. Así como visitar las moliendas y ver con tus propios ojos cómo preparan el delicioso dulce de panela, el cual le da un sabor inconfundible a la emblemática semita de San Vicente.