El camino del diseño de moda ha sido largo y complicado. Pero todos los altos y bajos han hecho que esta industria haya ganado terreno y relevancia en El Salvador.
Históricamente asociamos el diseño de moda con prestigio, nombres reconocidos y lujo. Pensamos en exclusividad, elegancia y calidad. Casi inmediatamente se nos vienen a la cabeza las capitales de la moda como Nueva York, París, Milán o Londres. Sin embargo, esta industria trasciende fronteras y se hace presente en distintos rincones del planeta.
El Salvador no se ha quedado atrás. Aunque el diseño de moda lleva años estando presente en territorio salvadoreño, recientemente se ha posado frente a los reflectores, dejando al descubierto a grandes marcas y diseñadores.
A pesar del avance significativo que esta industria ha tenido, lo cierto es que el camino no ha sido fácil. De acuerdo con Astrid Molina, blogger, diseñadora y fundadora de su propia marca homónima, la cultura de moda en El Salvador ha sido un tema espinoso por diversas razones.
El rechazo a la producción local
Desde su experiencia como blogger en una época donde poco o nada se hablaba de este tema en el país, Astrid comprendió que no solo se enfrentaba a obstáculos económicos, sino de estigma hacia la producción local. Aunque en la actualidad los productos salvadoreños se han abierto terreno en el mercado nacional e internacional, esto no siempre fue así.
El rechazo de los productos hechos en El Salvador por los mismos salvadoreños no solo afecta el alcance, sino la aceptación que tu marca pueda tener con el público. Al igual que a Astrid, Sofía Aparicio, fundadora de April Store y el taller de producción Tropics, tuvo que enfrentarse al rechazo cuando los clientes que visitaban su tienda leían la etiqueta de “Hecho en El Salvador”.
Este estigma había alcanzado a la industria de la moda salvadoreña, la cual, sin ninguna razón aparente, debía lidiar con comentarios que aseguraban que la producción local implicaba mala calidad, aún desconociendo los procesos que se seguían detrás de ella.
¿Qué hace especial al diseño salvadoreño?
A pesar del rechazo, la moda salvadoreña supo abrirse camino, pero las dudas sobre por qué deberíamos consumirla seguían presentes. Podríamos hablar de las cosas obvias que se nos vienen a la cabeza independientemente del país. Prendas únicas, identidad de una región y hechas por manos “hermanas”. Si bien todo esto no es una mentira, muchas de las personas interesadas en la moda no piensan precisamente en eso cuando deciden hacer una compra.
Aunque uno de los principales objetivos a la hora de lanzar una nueva colección sea plasmar un concepto en los diseños, cada una de las prendas que la componen debe ser funcional para que esta no quede como simple exposición o show, según comenta Astrid.
Cada diseño debe ser pensado para el público al que va dirigido. No solo en los gustos de ese sector, sino en las necesidades. Desde la versatilidad hasta hacer sentir cómoda y segura a quien lo vista, convenciéndola que es más que un gusto.
La industria de la moda y el diseño en El Salvador ha demostrado que puede reinventarse y eliminar estigmas. Está consciente de sus limitaciones, pero sobre todo, de sus áreas de oportunidad para continuar creciendo. De igual forma, cada día son más las personas interesadas en este ámbito, quienes ponen total confianza en las y los diseñadores para crear piezas únicas, garantizando un largo viaje para la moda salvadoreña.