Desde pequeños, muchos hemos escuchado que nadar después de comer es peligroso. Sin embargo, la pregunta es si realmente representa un riesgo o es más un consejo para evitar malestares estomacales.
Nuestros padres a menudo nos decían que después de comer debíamos esperar al menos 1 hora para volver a darnos un chapuzón en la piscina o el mar. Esta vieja preocupación ¿tendrá un dato médico o una advertencia que los adultos repiten?. Aquí te daremos la explicación sobre dicha recomendación.
El argumento central de la creencia de no nadar después de comer es que, tras la ingesta de alimentos, parte de la sangre de los brazos y piernas se desvía al intestino para ayudar en la digestión. Esto causaría que las extremidades no reciban suficiente flujo sanguíneo, lo que provocaría calambres. Estos calambres serían la causa de la dificultad para nadar o mantenerse a flote.
Sin embargo, en realidad hay suficiente sangre para mantener en funcionamiento todo el cuerpo, aun después de comer mucho. De hecho, algunos nadadores profesionales comen inmediatamente antes de una competencia para tener la energía necesaria para un buen desempeño.
Algo que sí preocupa a los guardavidas y médicos es el elevado riesgo de ahogarse debido al consumo de alcohol y drogas y por la vulnerabilidad de los más pequeños que se meten al agua sin supervisión de adultos o con equipos inflables que no son adecuados como protección.
Hoy en día, no se han reportado muertes en el agua por un estómago lleno, así que este consejo se puede atribuir más a que al comer demasiado, entrar al agua y nadar puede producir náuseas, vómitos o dolores estomacales en niños y adultos.
Así que no está demás seguir esta indicación, quizá no esperar una hora como lo aseveran pero si un tiempo prudencial hasta sentir que se ha hecho la digestión de los alimentos.