Trabajar desde casa puede ser cómodo, pero también agotador si no ponemos límites. En medio de videollamadas, tareas y notificaciones, es fácil olvidarnos de lo esencial: cuidarnos.
Porque cuidar de ti también es parte del trabajo
Trabajar desde casa tiene muchas ventajas: evitas el tráfico, estás en un entorno más cómodo y, en teoría, puedes organizar tu día a tu manera. Pero cuando las jornadas se alargan, las videollamadas se encadenan y la silla no parece tan cómoda como pensabas, el home office puede volverse un desafío físico y emocional.
Por eso, más allá de la productividad, es clave hablar de autocuidado. Aquí te dejamos una guía práctica y realista para que tus días de trabajo remoto no terminen pasándote factura.
1. Crea un espacio adecuado y cómodo
Tu estación de trabajo no tiene que parecer una oficina corporativa, pero sí debe ayudarte a estar cómodo y concentrado. Busca un lugar con buena luz natural, ventilado y, si es posible, alejado de las distracciones. Usa una silla cómoda (ergonómica, si puedes) y asegúrate de que tu pantalla esté a la altura de tus ojos. Tu cuerpo te lo agradecerá. Mantén el espacio limpio y ordenado. El desorden visual también genera ruido mental.
2. Define tus horarios
Uno de los errores más comunes del trabajo remoto es perder la noción del tiempo. Sin darte cuenta, puedes pasar horas frente a la pantalla sin pausas ni almuerzo. Establece una rutina diaria: hora de inicio, pausas, almuerzo y cierre de jornada.
Haz una transición simbólica al comenzar y terminar el día (vestirte, encender una vela, cerrar sesión, etc.). Tu mente necesita ese cambio para desconectarse.
3. Haz pausas con intención
Las pausas no son una pérdida de tiempo: son un reinicio para el cuerpo y la mente. Cada hora, levántate al menos cinco minutos: estira los brazos, camina, respira profundo. Cada tanto, haz una pausa más larga: prepara un té, escucha una canción, mira por la ventana. Usa técnicas como el Pomodoro (trabajas 25-50 minutos y descansas 5-10) para evitar el agotamiento mental.
4. Aliméntate bien y mantente hidratado
El cuerpo también trabaja, incluso si estás sentado. No te saltes comidas ni comas frente a la pantalla. Haz una pausa real y consciente para alimentarte.
Ten a mano snacks saludables y una botella de agua. La hidratación mejora tu energía y concentración.
5. No te aísles: conecta con los demás
El trabajo remoto puede generar sensación de aislamiento, sobre todo si pasas mucho tiempo solo. Agenda charlas cortas con tus compañeros, aunque no sean solo de trabajo.
Si sientes que algo no va bien, habla con tu equipo o tu superior. Pedir apoyo también es autocuidado.
6. Muévete, aunque sea un poco
No necesitas un gimnasio en casa para mantenerte activo. Puedes hacer estiramientos simples, caminar unos minutos o incluso bailar entre tareas.
Idealmente, realiza alguna actividad física tres veces por semana: yoga, bici, rutinas cortas o lo que disfrutes.
7. Cuida tu salud mental como cuidas tus pendientes
No ignores las señales: si te sientes irritable, ansioso o muy cansado, tu mente está pidiendo un respiro. Practica mindfulness, meditación o simplemente respira profundamente por unos minutos.
Revisa tus niveles de estrés con honestidad. Y si necesitas ayuda, no dudes en buscarla.
8. Evalúa, ajusta y sé amable contigo
El autocuidado no es un manual rígido. Es algo que vas ajustando según tus ritmos y necesidades. Pregúntate cada semana: ¿Qué funcionó bien? ¿Qué me está costando? ¿Qué puedo mejorar?
No necesitas hacerlo todo perfecto. Lo importante es que tú te sientas bien con lo que haces y cómo lo haces.
El teletrabajo llegó para quedarse en muchos casos, y por eso es tan importante crear una rutina que no solo sea productiva, sino también saludable. Tu bienestar es el motor de todo lo demás.
Descansa, aliméntate bien, organiza tus tareas y, sobre todo, reconoce tus límites. Porque ningún trabajo vale más que tu salud física y emocional.