La Escuela Nacional de Música transforma el talento salvadoreño en arte

La Escuela Nacional de Música es un espacio de formación y esperanza para niños, jóvenes y adultos que buscan realizar sus sueños en la escena artística.

La música es un arte que combina sonidos y silencios de manera organizada para crear una experiencia estética y expresiva. Por eso, para muchos es una forma de comunicación que puede evocar emociones, contar historias y conectar con las personas.

Conscientes de ese poder, en El Salvador, existe un lugar donde niños, jóvenes y adultos hacen realidad sus sueños y descubren el impacto transformador de este lenguaje universal. Se trata de la Escuela Nacional de Música (ENM), una institución que abre sus puertas a estudiantes de todas las edades que buscan desarrollar y perfeccionar sus habilidades en las distintas facetas de este arte.

Desde su reapertura, bajo un nuevo modelo impulsado por la primera dama, Gabriela de Bukele, esta escuela ha permitido que cientos de personas aprendan a tocar instrumentos como el violín, la guitarra, el piano o la trompeta, y formen parte de coros, orquestas y ensambles musicales.

Uno de los jóvenes beneficiados con los proyectos de la ENM es Josué Valentín Ramírez, de 17 años, quien toca el violín en la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional, donde ha descubierto nuevas habilidades en la música. 

“Elegí tocar el violín porque me llamó la atención el sonido que emite, además porque tiene cuatro cuerdas y es muy diferente a la guitarra. También al ver en la televisión a diferentes violinistas me inspiró a tocarlo y convertirme en uno de ellos”, revela Valentín.

Foto: cortesía/ ENM

El joven sueña con convertirse en un destacado violinista para llegar a grandes escenarios y lograr conquistar a diversos públicos a nivel mundial.

 “La metodología de la Escuela Nacional de Música me encanta mucho, porque es como un estudio preuniversitario que te forma para seguir estudiando música fuera del país. Mi sueño es graduarme de una carrera en música enfocada en instrumentos como el violín o en producción musical. Y luego, me gustaría hacer giras de orquestas, tocar mi violín, grabar discos, hacer música y tener éxito”, añora el joven violinista.

Según el director de la ENM, Rodrigo Aguiñada, en el primer ciclo de este 2025 se matricularon más de 1,800 estudiantes en las cuatro sedes que tiene la ENM distribuidas en San Salvador, Ilobasco, San Vicente y Cojutepeque. 

“El Salvador está apostando mucho en esta escuela porque la está abriendo para todas las personas. Entonces, no hay algo que me diga ‘no, usted no puede’, porque aquí atendemos desde mamás embarazadas hasta adultos mayores. La Escuela Nacional de Música es un referente para la inclusión de todas las edades”, indicó.

Foto: cortesía/ ENM

Además, detalla que la ENM busca que los estudiantes tengan una transformación musical que les permita convertirse en grandes profesionales. Por esa razón, la institución brinda una serie de programas que se adaptan a personas con diferentes edades y capacidades.

Programas musicales

Uno de ellos es “Crecer con la Música”, dirigido a mujeres embarazadas y primera infancia. Este programa promueve la estimulación temprana de los niños con la música a través del canto y la percusión. También está el “Coral y Orquestal”, que acompaña a los estudiantes en tres etapas—preinfantil, infantil y juvenil— permitiéndoles escalar según su desarrollo musical.

Por otro lado, se imparte el programa “Atención Especializada”, dirigido a personas con discapacidad, quienes participan en proyectos como el “Coro Sonidos de Esperanza”, donde cantan en lengua de señas; la “Banda de Colores”, donde personas neurodivergentes interpretan música mediante un sistema de notas asociadas a colores; y el  “Piano de Añil”, orientado a personas en el espectro autista mediante la instrucción en piano.

También está el programa “Luthería”, que capacita a los alumnos en la construcción y reparación de instrumentos, con apoyo del programa internacional Iberorquesta. Además, se ofrece un programa para mayores de 25 años, quienes reciben clases colectivas de instrumentos y forman parte de iniciativas corales adaptadas a su etapa de vida.

Foto: cortesía/ ENM

Cada estudiante tiene asignado un instrumento, en calidad de préstamo, para fortalecer su vínculo con la música y fomentar la práctica constante durante su tiempo de estudio. 

“Tenemos varias modalidades de atención. Por ejemplo: hay clases grupales y hay clases individuales. Los estudiantes traen sus instrumentos y si no aquí se les asigna”, recalca Aguiñada.

De acuerdo con el director, la ENM es una institución viva, pues todos los meses del año y cada fin de ciclo cuentan con recitales, conciertos, clases maestras y otras actividades culturales dirigidas al público salvadoreño.

Finalmente, Aguiñada afirma que la música desempeña un papel fundamental en el desarrollo emocional, social y académico de los estudiantes, ya que contribuye a fortalecer su autoestima, potenciar su inteligencia emocional y fomentar un sentido de responsabilidad.