Junio es un mes para reflexionar sobre el estado de nuestro planeta y la urgente necesidad de actuar en favor del medio ambiente. Por ello, desde 1974, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció que cada 5 de junio se conmemore el Día Mundial del Medio Ambiente, con el objetivo de sensibilizar a la población sobre la importancia de cuidar nuestros recursos naturales y promover un desarrollo verdaderamente sostenible.
A raíz de esta efeméride es necesario recordar cuántas veces olvidamos que nuestra vida depende de elementos tan valiosos como el aire, el agua, el suelo y, por supuesto, de quienes los purifican y sostienen: los árboles, los arbustos, las plantas y los bosques. No es ninguna exageración afirmar que cuidar de ellos es cuidarnos a nosotros mismos, ya que sin su presencia el planeta no tendría oxígeno.
Sin embargo, muchas veces, a las plantas y a los árboles solo se les valora por su belleza, más no siempre por su función ni los grandes beneficios que aportan a nuestra salud. Son pocos los que reconocen que cada hoja que hace fotosíntesis, cada raíz que retiene el suelo, cada flor que alimenta a una abeja, cumple un papel insustituible en la vida de la Tierra.
Por eso, es importante invitar a los lectores a reflexionar en cómo proteger estos entornos verdes, qué podemos hacer para evitar contaminarlos o si estamos haciendo algo efectivo por mantenerlos vivos, ya que cuidar el medio ambiente no solo es hablar de acciones de reciclaje, es dejar de consumir y utilizar aquello que les hace mal.
Preguntémonos: ¿Cuándo fue la última vez que plantamos un árbol o una planta en nuestro hogar? ¿Estamos creando espacios verdes en nuestro entorno? ¿Tenemos en nuestras casas jardines para apaciguar las altas temperaturas?
Al responder estas interrogantes nos daremos cuenta de lo urgente que es tomar acciones para mantener el equilibrio del planeta. Tomemoslo como un acto de responsabilidad con nosotros mismos y con quienes vendrán después. Podemos empezar con gestos pequeños, pero efectivos: visitar un vivero, plantar un árbol, aprender a cuidar las plantas o apoyar iniciativas verdes locales. Todo aporte es gratificante.
Así que, en este mes, dedicado al medio ambiente, hagamos el ejercicio de detenernos, mirar a nuestro alrededor y cuestionarnos si en verdad nos merecemos lo que vemos o preferimos un mundo mejor, con más naturaleza, con más aire puro, con más personas con conciencia ambiental. ¡El cambio está en nosotros!