Los nahuales son figuras consideradas guías espirituales y protectores, estos seres mitológicos han sido parte fundamental de la cultura mesoamericana. Exploremos su historia, su significado y cómo la colonización transformó su percepción en la sociedad.
La creencia en los nahuales estaba muy extendida entre las tribus y los sistemas de creencias mesoamericanos en la región centroamericana, abarcando países como Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, Belice y las partes meridionales de México.
Historiadores afirman que civilizaciones como la maya y la azteca perpetuaron la idea de que los atributos humanos y las fuerzas de la naturaleza podían verse influenciados por el calendario, creando una conexión con diversas criaturas naturales, mientras que otras tradiciones sostenían que los nahuales eran hereditarios, transmitiéndose a través de generaciones en ciertas familias.
De acuerdo al sistema de creencias mesoamericanas se creían que los nahuales habían sido creados por el dios Tezcatlipoca, que era considerado el creador del cielo y la tierra.
El nahual actúa como un guía espiritual, influyendo en la personalidad y el destino de quien lo porta, reflejando la estrecha conexión entre el ser humano y el cosmos maya.
En El Salvador, en algunos pueblos de aquella época se creía que los chamanes o hechiceros de las tribus eran los únicos que tenían el privilegio y capacidad especial que les permitía, a través de hechizos, ritos y conjuros, convertirse en su nahual. Además que cuando un niño nacía este era llevado al brujo del pueblo para que le asignara su nahual, el cual sería su protector durante su vida, estableciéndose tal unión, incluso si este moría el animal también juntos a él.
Los nahuales más comunes eran los monos porque representaban sabiduría e inteligencia. También el viento que se asignaba a las personas que tenían destinado viajar de un lugar a otro durante su vida; otros comunes eran los pájaros que significaban que la persona siempre tendría suerte.
Podemos ver cierta semejanza en cuanto a la conexión del humano con el animal, con respecto al Xoloitzcuintle y el Nahual, a diferencia que el primero acompaña a su dueño una vez este haya fallecido, mientras que el otro hace un recorrido con su protegido durante toda su vida.
No tenemos referencia de cómo era en sí el ritual para que un humano se convirtiera en nahual, pero si retomamos el cuento de Francisco Gavidia, La Loba, en donde contaba que en el pueblo Cacahuatique había una bruja llamada Kola y se convertía en un animal para robar y matar, en un fragmento de la narración dice:
“ Esta es la forma en que Kola se volvía loba: coloca una sartén en una hoguera en el centro de la casa, da saltos horribles, invoca a Ofo y luego, sobre la sartén, vomita su espíritu en forma de un líquido opalino. Entonces queda convertida en loba”.
Pero lejos de los cuentos, mitos o leyendas que han recorrido la historia de los nahuales, es bien sabido que para los pueblos hispanos esta práctica no consideraba mala o satánica, pero la concepción cambió con la conquista española y la iglesia católica pues destruyeron los códices (fuentes históricas), prohibieron la tradición y los cultos prehispánicos.
Sin embargo, en muchos lugares de los países que conforman Mesoamérica se especula que aún hay personas con estas habilidades y también hay personas que siguen la tradición oral que ayuda a mantener viva la leyenda de las transformaciones humanas en animales.