San Simón, el emblemático santo maya. En más de tres décadas ha sido adoptado, venerado y festejado por brindar protección, curación y ayuda a quienes le siguen con convicción.
Cada 28 de octubre hombres y mujeres de diferentes edades se reúnen en la iglesia Fe y Paz ubicada en el casco urbano de Cuyultitán, La Paz. El motivo es realizar una vigilia, una fiesta en honor a San Simón, el santo maya fumador y bebedor proveniente de una creencia de los pueblos mayas que tiene origen en Guatemala.
Según tradición oral, el templo de San Simón se fundó allá por los años 80 cuando René Escalante, quien formó parte de la Unión de Espiritistas de El Salvador, tuvo una visión en la que debía ir a la frontera de Guatemala pues se le entregaría un presente (una estatua de San Simón, que medía más de 2 metros), sería para edificación de un templo; fue así como Escalante inició el camino devocionario de San Simón y lo heredó a su hijo Wilson Torres, quien es conocido por los seguidores del Hermano Simón como “hermano Wil”.
En El Salvador, San Simón tiene distintas representaciones, pero en la más extendida aparece sentado, con bigote, saco y corbata, con sombrero y fumando tabaco. Según sus seguidores, él, tiene el poder de curar enfermedades físicas y emocionales, ayudar a los desventurados en el amor, leer el futuro de una persona, incluso liberación de malos espiritus.
En gratitud por sus múltiples “milagros” los hermanos de San Simón ofrecen toda diversidad de ofrendas como botellas con ron, agua ardiente, flores, puros, pan dulce entre otros. Durante la celebración la imagen del santo es agasajada con Mariachis, momento en el que los peregrinos comen, beben y bailan hasta el amanecer.
Además en la festividad, se acostumbra a hacer limpias a las personas necesitadas esta dura alrededor de media hora. En paralelo, fuera del templo los jóvenes aprovechan para fumar puros y obtener su predicción en las diferentes áreas de su vida. Según las formas que dibuja el humo en el aire estas son interpretadas y se les da su significado. Esta es una forma en la que sus devotos aseguran que San Simón se comunica con ellos.
San Simón es considerado un santo popular y se ha vuelto con el paso del tiempo una figura en la cual las personas han depositado sus necesidades y peticiones. Y con el paso del tiempo se ha fusionado con creencias esotéricas o espiritistas de El Salvador y Latinoamérica.