Muchas son las infraestructuras que cuentan historias de nuestro país, como la que un día fue la Mansión Dueñas, que protagoniza algunas leyendas urbanas de nuestra capital.
La ahora conocida como Casa de las Academias, fue declarada como Bien Cultural de El Salvador, mientras que, en 1992, se nombró Patrimonio Nacional.
Su exquisito estilo, su fino material importado desde Europa y, por supuesto, su diseño único ha logrado que la mansión continúe siendo una de las estructuras más emblemáticas de nuestra capital. Fue construida como un regalo de bodas para Eugenia Palomo, descendiente del expresidente Francisco Dueñas.
La edificación inició en 1919, finalizando con éxito en 1920. Su estilo arquitectónico es el Art Nouveau, o modernismo, caracterizado por el uso de curvas, asimetrías y la combinación de distintos materiales.
Un regalo no aceptado
El presente de bodas, ideado para albergar a una nueva gran familia, no logró su cometido, puesto que, a pocos días de la boda, el esposo de Eugenia Palomo falleció por causas desconocidas, por lo que la casa no fue habitada hasta 1930, pero no por una familia, sino por la embajada mexicana.
La embajada estadounidense también ocuparía la vivienda entre 1925 y 1957.
Visitas de Alto Nivel
La Mansión Dueñas, además de albergar distintas instituciones, también fue visitada por personajes célebres como los presidentes estadounidenses Lyndon B. Johnson y Richard Nixon, el senador Robert Kennedy y las estrellas de cine Clark Gable, famoso por su participación en Lo que El Viento se Llevó; Tyrone Power y Tony Curtis, quien compartió pantalla con la célebre Marilyn Monroe.
La mítica casa resguarda interesantes historias y es testigo de hechos irrepetibles. Se cuenta que, mientras el expresidente estadounidense, Richard Nixon, se encontraba de visita, salió en busca de una barbería en el centro de San Salvador. El exmandatario se movilizó a pie y sin guardias de seguridad que lo acompañaran, encontrando un peluquero en el barrio Candelaria, donde hoy se encuentra la barbería Nixon.