Hablar de moda es complicado. No solo porque sea un tema muy extenso, y si somos sinceros, las cinco páginas de texto con las que contamos no son suficientes para abordar hasta el último detalle sobre moda y diseño. Sin embargo, esta edición es un pequeño recorrido sobre lo que implica dedicarse a esta industria en El Salvador y llevar una colección hasta una pasarela.
Cada diseñador y persona que se dedica a esta área sabe que los caminos son distintos, a pesar de ello, muchas veces suelen enfrentarse a dificultades similares por no decir que son las mismas. Comenzando por el hecho que nuestro país no se ha caracterizado por una cultura de moda marcada, podríamos decir incluso que esta ha sido casi nula.
Esta situación puso contra la pared a todos aquellos que habían entrado a este mundo y aquellos que deseaban hacerlo. Aquí surgió la pregunta del millón: ¿por qué dedicarse a la moda y el diseño en un país donde casi nadie se interesa en esta industria? Sin importar el tambaleo y las dudas, hubo quienes emprendieron viaje y vieron una oportunidad. Cambiar el estado de la moda en El Salvador.
El camino no fue fácil. Desde los estigmas hacia la producción local, hasta el debate por los precios de cada una de las prendas. Esta industria, que aún sigue siendo pequeña en el país, se ha reinventado para ofrecer prendas únicas, exclusivas, pero especialmente funcionales. Pensadas para todas las personas que se acercan a ella para seguir conociendo, vistiendo y fomentando el trabajo que se realiza en cada uno de los talleres y culmina en las pasarelas.
Aunque probablemente esto no sea mucho, esta edición va dedicada a todos los diseñadores y personas que han tomado la decisión de incursionar en la moda y abrir puertas para aquellas mentes creativas quienes se convertirán en la próxima cara del diseño de moda salvadoreño.