“Ellas despiertan temprano, comen, entrenan al menos cuatro horas, vuelven para comer, reciben terapia, se van a dormir pronto y repiten eso todos los días. La preparación empieza en sus casas, mucho antes de viajar. Es un trabajo de varios años”.
Día a día, las personas se despiertan temprano por la mañana y se esfuerzan para alcanzar sus metas, mejorar su vida, cumplir con sus responsabilidades y una larga lista de quehaceres propios de la sociedad actual. Sin embargo, cuando se es atleta de alto rendimiento vives, respiras y comes tu deporte. Todas tus acciones están enfocadas en la tan ansiada presea dorada.
Representar a un país o equipo requiere un compromiso que cambia tu manera de ver el mundo. ¿Dormir? ¿Descansar? Eso deja de ser una necesidad y se vuelve un lujo cuando tu mirada está puesta en la victoria.
Ese es el caso de las chicas que integran el Roland Cycling Team. Se trata de ocho jóvenes de entre 21 a 35 años que se encuentran en la cima de su carrera deportiva. Una campeona olímpica, dos campeonas del mundo y varias ganadoras de diferentes galardones, conforman uno de los equipos más fuertes que llegaron a nuestro país para ser parte del Tour El Salvador, la vuelta más grande de América.
El alto rendimiento
Aunque las chicas del Roland Cycling Team disfrutan de su visita en nuestro país, no dejan de lado su disciplina diaria: “Tenemos que estar entrenando a las 8:00 a.m., para aprovechar el día. No podemos tener un retraso. Debemos cumplir”, menciona Anna Kiesenhofer, ciclista austríaca, quien en las Olimpiadas de Tokio 2020 ganó medalla de oro.
Sin duda, a todos nos gusta destacar, pero el precio del oro es demasiado alto para las personas promedio. Al menos 140 ciclistas femeninas se encuentran en El Salvador para participar en el Grand Prix que podría darles un pase a las Olimpiadas París 2024 y sumar puntos en el Ranking Mundial.
Desde que las atletas llegaron, su objetivo fue adaptarse a las condiciones del país, su horario, temperatura y humedad. Esto ayudará a que su desempeño sea el óptimo en las diferentes competencias que participan.
Entrenar… ¿Sin descanso?
Nada en este mundo se parece más a la religión que el deporte. Y es que los atletas, al igual que los religiosos, dejan de lado su humanidad, buscan trascender, ignorando las sensaciones como el cansancio, el hambre, el frío y el calor.
Las participantes de El Salvador Tour recorren las rutas que formarán parte del evento deportivo, como parte de su adaptación previa a la competencia. Al visitarlas, nos enteramos que su día empieza a las 6:00 a.m., cuando despiertan para tomar su desayuno y prepararse para entrenar.
Comer no es solo el acto de ingerir alimentos para disfrutar o simplemente satisfacer una necesidad. Se trata de darle al cuerpo el mejor combustible para su funcionamiento. Las chicas de Roland Cycling Team desayunan con proteínas de alto valor biológico como los huevos, carbohidratos de asimilación rápida como el pan, avena o frutas, sin privarse de miel o algunas golosinas.
A las 7:00 a.m., las atletas se encuentran listas para su entrenamiento. Las jóvenes junto al director técnico del equipo revisan cada detalle para su práctica deportiva. Su bicicleta, cuyo costo es de $16,000, debe encontrarse en perfectas condiciones. Además, utilizan un traje especial que amortigua y evita rozaduras, ya que los entrenos son muy largos y exhaustivos. Estos atuendos cuentan con bolsillos en los que las chicas llevan geles energizantes, barras de proteína o incluso frutas que consumen para evitar descompensaciones.
Entre las 7:30 y las 8:00 a.m., las ciclistas ya se encuentran en camino. Esta ocasión recorren parte de la ruta de las flores, entre Juayúa y Los Naranjos, Sonsonate. El objetivo es hacer 110 kilómetros en menos de cuatro horas. Aunque la zona es famosa por su clima fresco, el sol es inclemente, motivo por el que las chicas se colocan protector solar constantemente.
Todas salen juntas del lugar en el que se hospedan, pero a medida avanzan, se dividen para realizar un entrenamiento específico. La primera ronda de la mañana es de dos horas aproximadamente, mientras que la segunda es exactamente igual.
Se espera que a mediodía el entrenamiento haya concluido. Las chicas vuelven para el almuerzo y durante la tarde reciben masajes terapéuticos, analizan las estrategias junto a su director técnico y descansan.
“Ellas despiertan temprano, comen, entrenan al menos cuatro horas, vuelven para comer, reciben terapia, se van a dormir pronto y repiten eso todos los días. La preparación empieza en sus casas, mucho antes de viajar. Es un trabajo de varios años”, explica Sergei Klimov, director técnico de Roland Cycling Team.
Cada hora, cada minuto, cada comida es importante para llegar a la gloria y las chicas de Roland Cyling Team, lo tienen claro. Todas tienen vidas diferentes, una carrera profesional, estudios y familia, pero por ahora, se entregan en cuerpo y alma al deporte.