Mujeres salvadoreñas se dedican a la elaboración de flores artificiales en el Mercado Central de San Salvador para honrar la memoria de los fieles difuntos cada 2 de noviembre.
En el edificio nueve del Mercado Central de San Salvador, decenas de mujeres artesanas pasan todos los días rodeadas de hilos, alambres, papel y plástico; materiales con los que elaboran desde hace décadas diversidad de arreglos florales para comercializar en el Día de los Fieles Difuntos.
Ana Gladis Campos, de 48 años, es una de ellas. Las manos de esta artesana se mueven con agilidad: cortan, doblan y acomodan con precisión los detalles de las hermosas coronas, gallardetes y otras decoraciones que posteriormente vende al mayoreo o al detalle cada 2 de noviembre, fecha en la que los salvadoreños acuden a los cementerios para enflorar a sus seres queridos que ya partieron de esta vida.
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Hace 15 años, Campos aprendió este oficio de una amiga que también hacía arreglos de flores artificiales para el Día de los Difuntos. “Ella me dijo que aprendiera a hacer las flores, que me iba a enseñar y así fue como aprendí. Recuerdo que me dijo ‘hacelo bien porque algún día de esto vas a ganar, de esto vas a comer’, y así fue como empezamos en este trabajo”, rememora.
La comerciante explica que, aunque crear estos arreglos puede parecer sencillo, requiere concentración y cuidado, porque al final lo importante es que queden bonitos y de buena calidad para los clientes.

“Nosotros ocupamos bastante el papel reciclable, el papel fantasía, la bolsa plástica, pajillas, alambres, hilos, agujas y otros materiales. Las flores se pican, se les ponen alambre y se van colocando en la corona”, agrega.
El proceso de elaboración de una corona de flores puede tomar entre una y tres horas, dependiendo del diseño y el tamaño. “A mí me gusta que los arreglos se vean bonitos, porque así la gente siente que está dejando algo digno para su ser querido en los cementerios cuando van a enflorar”, dice Gladis con orgullo.

Un arte que se hereda
Como Gladis, otras comerciantes del edificio nueve también viven de este arte que cobra especial fuerza en noviembre. Una de ellas es Yanira del Carmen Miranda, quien comenzó en este oficio hace cuatro años y asegura que desde entonces le ha ido bien en el negocio.
“Hacemos flores prácticamente todo el año porque no solo se venden para el 2 de noviembre, se vende para el 3 de mayo (Día de La Cruz) y para el 10 de mayo (Día de la Madre), ya que muchos tenemos la costumbre de ir a enflorar ese día al cementerio”, expresa Miranda, de 41 años.
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Yanira no está sola en este negocio. Su hija, Daniela Alexandra, de 14 años, ha heredado su talento y la ayuda a elaborar las cadenas, gallardetes y coronas que venden en el local.
“A mi hija le sirve como una terapia y también gana, porque el dinero de sus arreglos es para ella”, sostiene. De acuerdo con Yanira, ella y su hija pueden llegar a realizar más de tres docenas de tiras de flores en una jornada y muchas veces, ese mismo día las venden en su local número 572 en el edificio nueve.

A metros de distancia de Yanira, los salvadoreños también encontrarán el local de Nubia Rodríguez, quien junto a su mamá ha sacado el negocio adelante, trabajando durante todo el año en la elaboración de las flores artesanales.
“He aprendido mucho de mi mamá porque ella empezó con esto. Así que he aprendido a elaborar una variedad de adornos con papel plateado, de bolsa plástica y alambres. En el caso de nosotros, iniciamos a trabajar en esto desde enero y vamos guardando los adornos para tener variedad para estos días”, indica Nubia.

La comerciante, de 36 años, revela que a su local llegan muchas personas de distintos pueblos a comprar el producto por mayoreo para luego comercializarlo en los camposantos durante el 2 de noviembre.
“Hay productos que doy a $10 la docena, que el cliente vende a $1.50 la unidad y le deja una ganancia de $8. También hay docenas de bouquets a $20, que el cliente ofrece luego a $3 cada uno, obteniendo $18 de ganancia por docena. Gracias a Dios, durante todo este tiempo he logrado hacerme de una clientela fiel. Hay personas que vienen directamente a buscarme cada año y se llevan el producto por docenas”, afirma Nubia con una sonrisa.

Además de los negocios de Gladis, Yanira y Nubia, en el edificio 9 del mercado los salvadoreños encuentran muchos otros puestos donde se venden flores artificiales y esterinadas, así como coronas, gallardetes, cadenas y todo tipo de decoraciones. En el edificio 8 están los puestos de flores naturales: rosas, lirios, gladiolas, claveles, girasoles, margaritas y más.

Los precios varían según el tamaño y los materiales en cada localidad. Las coronas pueden costar entre $5 y $7, ramos sencillos entre los $3 y $6 y las cadenas o tiras a $1. También se pueden adquirir por mayoreo.
Durante este fin de semana, las artesanas estarán en sus puestos desde las 5:00 de la mañana hasta las 9:00 de la noche, listas para recibir a quienes quieran llevarse coronas, cadenas y flores de todos los tamaños y colores y, por supuesto, a buen precio.

