Cada meta empieza con un sueño y aunque muchas veces parezca inalcanzable, son los pilotos los que mejor saben que el cielo siempre ha sido el límite.
Vivir en las nubes es un sueño para muchos, pero una realidad para pocos. ¿Y es que cuántos de nosotros no hemos soñado en algún momento de nuestras vidas con ser pilotos, recorrer el cielo inmenso y conocer lugares increíbles? Esta idea se vuelve lejana para algunos, pero para otros es el punto de inicio y arranque para convertirse en lo que siempre han querido ser. Con el tiempo, estas personas se vuelven pilotos de primer nivel coronándose como los dueños del cielo extrañando cada vez menos sus días en tierra y esperando con ansias los días de vuelo.
La aviación se ha vuelto una de las más grandes aspiraciones para muchos jóvenes como Daniel Molina y Valeria Valencia, ambos estudiantes de la Escuela de Aviación Civil “Charlie Triple Alfa”. Pero, ¿cómo se convirtió esta profesión en una de las más llamativas en El Salvador?
El hombre que lo cambió todo
Para poder comprender los grandes avances de la aviación en el país es importante retroceder en el tiempo, específicamente al año 1923 cuando Enrico Massi, un condecorado piloto italiano quien también había participado en la Primera Guerra Mundial, fue invitado para realizar un show aéreo lleno de acrobacias en honor a la toma de posesión del presidente electo de ese entonces el Dr. Alfonso Quiñonez Molina.
De la mano de dicho presidente, Massi se convirtió en uno de los pioneros de la aviación salvadoreña, ejerciendo como instructor en la Flotilla Aérea Salvadoreña y siendo uno de los personajes que eligieron el terreno donde se construiría lo que hoy conocemos como el Aeropuerto Internacional de Ilopango. A pesar de esta larga lista de logros, lo cierto es que Massi falleció solo un par de meses después de haber arribado al país. Tras algunas fallas técnicas en el motor durante un vuelo de práctica, el avión Caudron G.3 se desplomó en la Finca Venecia de Soyapango, ocasionando la muerte de Enrico Massi el 4 de octubre de 1923.
Del sueño al cielo
Así como Massi, existen un sinfín de historias trágicas en el mundo de la aviación, donde el más mínimo error puede cambiar absolutamente todo. Entonces, si es tan arriesgado, ¿por qué dedicar la vida a esto? Para Daniel y Valeria esto representa un sueño: convertirse en pilotos comerciales bajo el mando de una aerolínea.
Esta meta surgió casi como una revelación. En el caso de Valeria, ella recuerda su primera vez viajando cuando aún era pequeña. No solo le fascinó el subir a un avión, las vistas y el viaje en general, sino que también quedó asombrada por el aeropuerto, ver todas las personas que viajaban y quienes las atendían. Ese ajetreo la hipnotizó y supo que solo tenía dos opciones: ser azafata o piloto. Hoy, Valeria tiene dos años y tres meses estudiando aviación y está en proceso de conseguir su licencia de piloto comercial.
Por otro lado, desde pequeño, Daniel tenía un gusto especial por los aviones. Le intrigaba cómo funcionaban, pero sobre todo, cómo sería estar al mando de uno de ellos y volar. Cuando terminó sus estudios de bachillerato era momento de tomar una decisión y fue allí cuando hizo uno de los más grandes descubrimientos de su vida. Al enterarse que existían academias de aviación en el país ya no tuvo dudas. Sabía que su destino era convertirse en piloto. Al igual que Valeria, se encuentra en el proceso para convertirse en piloto comercial.
Este camino no ha sido nada sencillo. Tras mucha teoría y largas horas de práctica dentro y fuera de simuladores y aviones, ambos jóvenes se acercan cada vez más a ese sueño, a esa versión que siempre han anhelado de ellos mismos.