Cuando hablamos de hacer turismo en El Salvador, automáticamente pensamos en las playas de La Libertad, el Centro Histórico de San Salvador, los coloridos pueblos de Concepción de Ataco y Juayúa, o el majestuoso lago de Coatepeque. Son lugares que, por su popularidad y cercanía, hemos visitado en más de una ocasión. Ya los conocemos tan bien que podríamos describirlos con lujo de detalle.
Sin embargo, pocas veces mencionamos los paradisíacos lugares que tiene el oriente del país ¿Por qué sucede esto? Durante años, esta zona ha permanecido relativamente fuera del radar turístico, opacada por las grandes ciudades y los destinos más comerciales.
Muchos asocian el oriente únicamente con “El Carnaval de San Miguel”, una de las festividades más coloridas del país. Pero esta región, conformada por los departamentos de Morazán, La Unión, Usulután y San Miguel, tiene más que ofrecer. Resguarda mágicos espacios naturales, históricos y turísticos de gran valor, que esperan ser descubiertos por propios y extranjeros.
Entonces, ¿qué se necesita para que el oriente también sea una opción turística recurrente? La respuesta es clara: visibilizar sus atractivos, promover sus riquezas culturales y naturales, y ofrecer actividades para toda la familia.
Surf City 2 es un gran paso en esa dirección. Este proyecto ha puesto en el mapa a más de 11 playas —muchas aún vírgenes— en los departamentos de Usulután y San Miguel, demostrando que esta región tiene un enorme potencial turístico durante todo el año.
En La Unión, los miradores del volcán de Conchagua ofrecen vistas impresionantes del Golfo de Fonseca y de los países vecinos: Nicaragua y Honduras. Es un destino perfecto para los amantes de la fotografía y la aventura. Por su parte, Morazán guarda sitios arqueológicos de miles de años de antigüedad, así como manantiales y cascadas rodeadas de exuberante vegetación, ideales para el ecoturismo.
Por tanto, es momento de que el oriente salvadoreño reciba el lugar que se merece en el mapa turístico nacional, pues, lejos de ser una zona olvidada, es un rincón que posee grandes tesoros que merecen ser conocidos. Impulsar su desarrollo turístico no solo diversificará la oferta del país, sino que también generará oportunidades para sus habitantes y mejorará su calidad de vida.