Este es el origen de la Danza del Tigre y el Venado, una tradición de San Juan Nonualco

Este es el origen de la Danza del Tigre y el Venado, una tradición centenaria de San Juan Nonualco

Esta expresión artística fue declarada Bien Cultural en 2015 y en la actualidad es una tradición que pinta de color y alegría a las calles de San Juan Nonualco.

Hace mucho tiempo, entre las montañas, los ríos caudalosos y las tierras fértiles de El Salvador, existió una región llamada “Los Nonualcos”, un territorio que abarcaba parte de los actuales departamentos de La Paz y San Vicente. Allí, entre los siglos XI y XII d.C., se asentó la tribu de los nonualcos, descendientes de los pipiles, quienes eligieron estas tierras bañadas por los ríos Jiboa y Lempa para fundar sus comunidades.

Los nonualcos, pueblos de espíritu indomable, desarrollaron una profunda conexión con la tierra y una fuerte vocación de resistencia. Con el transcurso del tiempo, y especialmente tras la llegada de los españoles, las prácticas ancestrales de estas comunidades comenzaron a mezclarse con elementos del cristianismo. Este proceso de mestizaje cultural dio origen a expresiones religiosas y festivas únicas, muchas de las cuales han sobrevivido hasta nuestros días, transmitidas de generación en generación como símbolo de identidad y pertenencia.

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Danza del Tigre y el Venado
Foto: Guillermo López

Danza

Una de estas prácticas culturales es la “Danza del Tigre y el Venado” o la “Mascarada del Tigre y el Venado”, originaria de San Juan Nonualco y declarada Bien Cultural el 8 de septiembre de 2015. Esta pieza artística cobra vida durante los meses de abril y mayo, en el marco de las fiestas del Señor de la Caridad y el Día de la Cruz. De acuerdo con Mario Coca, mayordomo mayor del pueblo, esta danza representa el milagro concedido por el Señor de la Caridad a un matrimonio que ve amenazada sus vidas al salir de caza. 

“La historia cuenta que el matrimonio sale a cazar. Al parecer ya habían ubicado unas huellas de venado. Entonces, el hombre sale con su rifle y la mujer lo acompaña con un arco y una flecha —dicen que también iban dos perros — pero cuando iban en persecución del venado, no se dan cuenta que hay un tigre acechándolo. Entonces, cuando van a llegar a la presa, el felino ya los tiene acorralados y es ahí donde suplican al Señor de la Caridad que les ayude”, detalla el mayordomo.

El milagro del Señor de la Caridad se ve reflejado cuando “el venado asoma su cabeza y el tigre tiende a perder la visión. Eso permitió que el hombre lograra tomar su rifle y disparara contra el tigre. Entonces, ellos, en agradecimiento al Señor de la Caridad, le dicen que van a representar cada año en las fiestas del pueblo ese teatro, que luego se convierte en una danza”, agrega don Mario.

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Foto: Guillermo López

Aunque se desconoce con certeza el año en que comenzó a ejecutarse la danza, algunos pobladores, como don Mario, estiman que surgió en las primeras décadas del siglo XIX. Actualmente, son jóvenes y adultos quienes forman parte de esta expresión cultural, que llena de color y alegría las calles de San Juan Nonualco.

El elenco está distribuido de la siguiente manera: Carlos Emmanuel, de 16 años, toca el tambor; Eduardo García, de 20, interpreta al tigre; Nelson Barrera, de 18, encarna al viejo; William Alvarado, de 25, representa a la vieja; y Antonio Ramírez, de 70, da vida al venado.

Don Antonio Ramírez lleva 45 años formando parte del elenco. Asegura que desde muy joven le han gustado estas tradiciones y que participar en ellas es, para él, una forma de rendir homenaje al Señor de la Caridad.

Foto: Guillermo López

“Yo disfruto andar gritándole a los bichos. Desde muy jovencito me ha gustado andar en estas actividades y lo sigo haciendo hoy a mis 70 años. Espero que Dios me conceda más vida para seguirlo haciendo”, añade Ramírez.

La danza comienza al ritmo del tambor, dando paso a una representación de una escena de cacería, en la que el viejo y la vieja logran salir triunfantes frente al tigre, gracias al apoyo del venado. Luego, tiene lugar el acto simbólico del descuartizamiento y distribución del tigre, en el que se reparten sus partes entre los presentes. Durante esta escena, se intercalan bromas y críticas satíricas dirigidas a los anfitriones, a los asistentes e incluso a personajes históricos que han sido parte del relato tradicional desde los orígenes de la danza.

Foto: Guillermo López

Al concluir el acto de la repartición, el tigre se incorpora y los personajes retoman su andar por las calles, acompañados por la comunidad. Más adelante, en una nueva parada del trayecto, el retumbar del tambor anuncia el reinicio de la representación. Y así se repite una y otra vez por todo el pueblo.

Según el mayordomo, la “Danza del Tigre y el Venado” también forma parte de actividades como “La pedida de las luces”, conocida como “Pedida de las candelas” o “Demanda del Señor de la Caridad”;  “La topa” junto con los rezos o santos rosarios; y el “Paseo de la Flor del Señor de la Caridad”.

Palancas y toritos

Foto: cortesía

Por otro lado, cada 3 de mayo, el pueblo sanjuanense celebra el Día de la Cruz con la “Procesión de las palancas”, una tradición donde los habitantes llevan en sus hombros grandes estructuras de bambú adornadas con frutas en agradecimiento a la Santa Cruz por las cosechas y en petición de abundancia para el próximo año.

Esta procesión cuenta con más de 160 años de realizarse y con el paso de los años se ha replicado en otros pueblos que forman parte de “Los Nonualcos”, como en Santa María Ostuma, donde se celebra el 31 de mayo.

Otra tradición de San Juan Nonualco es la “Pelea de los toritos”, la cual se celebra el Jueves de Ascensión, cuarenta días después del Viernes Santo. Para esta celebración, los sanjuanenses elaboran “toritos” con un tipo de bejuco que en el país se conoce como “chupa chupa“ o “chupamiel” y se le colocan cuernos de reses ya muertas. 

Foto: cortesía

En la actividad, los hombres se colocan dichos toritos en sus hombros y cada uno representa a los distintos barrios del pueblo. Luego compiten entre ellos y el que derrota a los demás es el ganador de diversos premios.

En conclusión, San Juan Nonualco es cuna de tradiciones y costumbres que con el paso de los años se han expandido a otros pueblos de La Paz. Su vasta riqueza cultural le ha permitido convertirse en uno de los destinos favoritos para los que buscan conocer más sobre la historia de El Salvador.