La apicultura, una herencia ancestral que transforma vidas y protege la naturaleza

La apicultura en El Salvador es un sector importante con beneficios socioeconómicos y ecológicos, especialmente en la producción de la miel de exportación.

La apicultura en El Salvador se remonta a la época colonial con la introducción de las abejas melíferas. Con los años, algunos apicultores comenzaron a importar razas como la italiana y la caucásica. Y en 1985, los apiarios experimentaron un proceso de africanización a nivel nacional. 

A lo largo del tiempo, esta actividad ha experimentado una notable evolución, pasando de ser una práctica ancestral a convertirse en una fuente económica  para muchos apicultores salvadoreños.

Un ejemplo destacado es el del ingeniero agrónomo Jorge Herrera, quien cuenta con más de 40 años de experiencia en el rubro. Herrera forma parte de la Comisión Nacional Apícola de El Salvador (CONAPIS), una organización sin fines de lucro fundada en 1996 con el propósito de promover, fortalecer y proteger la producción apícola en el país.

CONAPIS articula esfuerzos con entidades públicas y privadas, en busca de apoyo estratégico que impulse el desarrollo integral de la apicultura, siempre con un enfoque de responsabilidad social y ambiental.

Don Jorge Herrera tiene más de 40 años en la apicultura. Foto: Guillermo López

Crianza de abejas

En cuanto al proceso productivo, Herrera explica que en el territorio salvadoreño, la producción de la miel se da durante la época seca, desde noviembre hasta finales de abril.  Agrega que la miel se cosecha entre dos a tres veces al año con un intervalo de 3 a 5 semanas, dependiendo de la floración y condiciones climáticas. De cada colmena se pueden obtener hasta 35 libras, lo que equivale a 16 botellas aproximadamente.

También recalca que durante la época lluviosa, las abejas no suelen recolectar néctar y, por ende, no producen miel en gran cantidad. Así que él se encarga de proporcionarles alimentos (agua y azúcar) hasta que llegue la temporada seca.

Para visitar sus colmenas debe utilizar su equipo de protección compuesto por un traje holgado que cubre todo su cuerpo, un velo para la cara, guantes y zapatos adecuados. Y lleva consigo un ahumador para calmar las abejas, una espátula para levantar los cuadros de las colmenas y un cepillo para eliminar cualquier suciedad.

Foto: Guillermo López

Jorge dice que la mayoría de los apicultores utilizan colmenas del tipo “Langstroth” para la crianza de abejas, compuestas por dos cajones: una cámara de cría y otra de producción.

“Una colmena bien poblada puede tener hasta 60 mil abejas. Ahorita las poblaciones ya están disminuyendo porque ya entró el invierno. Ellas crecen en el verano porque es la época donde hay flores, hay polen, hay néctar y son las condiciones ideales para que ellas se desarrollen (…). Las abejas necesitan tres cosas para subsistir: agua, el néctar con el que fabrican la miel y el polen que es el que les provee proteínas y minerales”, revela.

De acuerdo con datos de CONAPIS, en el país se estima que existen alrededor de 75, 000 colmenas, cuyos departamentos con mayor carga apícola son La Libertad, San Vicente, Sonsonate y Chalatenango.

“A nivel nacional hay como 1,200 productores activos. CONAPIS, como socios, tiene aproximadamente 400 y, por lo general, son los apicultores que tienen más colmenas”, añade Herrera.

Don Jorge preparándose para visitar sus colmenas. Foto: Guillermo López

Exportación de la miel

El Salvador es uno de los mayores exportadores de miel en Centroamérica, hace unos años fue el primer exportador de miel en la región y actualmente ocupa el segundo lugar, siendo el primero Guatemala.

Aunque Alemania, que solía ser el principal destino de la miel salvadoreña desde 1994, no compró en 2024, la miel logró ingresar a otros mercados europeos, como España, Holanda y Portugal, y además se reportó un aumento en las exportaciones hacia Estados Unidos. 

En total, El Salvador exportó 516,589.30 kilogramos de miel el año pasado, lo que equivale a 516.59 toneladas métricas, de acuerdo con datos del Banco Central de Reserva (BCR).

Foto. Guillermo López

Jorge afirma que la razón por la que en 2024 Alemania dejó de comprar miel a los productores salvadoreños fue para adquirir la de Ucrania, como gesto de apoyo en medio del conflicto con Rusia.

Por otro lado, en la actualidad, hay apicultores que están interesados en cosechar también otros productos de la colmena, como propóleos, cera y polen, y no depender únicamente de la miel, lo que amplía sus oportunidades de ingresos.

En síntesis, apicultores como Jorge Herrera afirman que este rubro ha sido, desde hace décadas, una fuente de empleo, especialmente en las zonas rurales del país. Además, enfatizan que la apicultura genera importantes beneficios ambientales, como la conservación de la flora y fauna, y el impulso a la reforestación en áreas depredadas o estériles.

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