Dicen que andar en moto es como volar en tierra, una sensación inexplicable, una sensación que se acerca a la libertad.
Sea lo que sea, las motocicletas son un símbolo de independencia y un salvoconducto a un mundo sin límites ni fronteras. A medida que el motor ruge y las llantas giran, la motocicleta te lleva a un viaje que trasciende los confines del espacio y te permite explorar un vasto territorio de emociones y experiencias. Rodar hasta donde la motocicleta y Dios lo permitan.
Esa es la filosofía bajo la cual cinco entusiastas de las motocicletas fundaron Cuervos MotoClub El Salvador, el 30 de marzo de 2011. Hoy, 12 años después, el club está formado por 20 miembros, 15 de San Salvador y cinco de Santa Ana, y tiene filiales en Honduras, Costa Rica y Nueva York.
Se reúnen todos los viernes en el restaurante Buena Vista, su base central, en la carretera a Los Planes de Renderos, para organizar rutas y rodadas, fortalecer los lazos entre los miembros y discutir asuntos del club.
Al igual que la mayoría de moto club del país, la hermandad es el valor que define las costumbres y hábitos de Cuervos MC. Todos los miembros, dice William Alexander Flores, fundador del club, mantienen una conexión basada en la lealtad, el respeto mutuo y la pasión compartida por las motocicletas.
Los miembros confían unos en otros y están dispuestos a respaldarse en todas las situaciones, sin importar las circunstancias. Ya sea en la carretera o en la cotidianidad, la hermandad que se profesan se manifiesta en un sólido sistema de apoyo en el que los miembros cuentan con el respaldo de sus compañeros.
La emoción de la carretera y la aventura es lo que une a los miembros; la pasión los impulsa a explorar, viajar y disfrutar de la vida juntos; pero la lealtad y la hermandad es lo que los ha mantenido unidos por tantos años.
A pesar de que el club mantiene una jerarquía basada en los principios, códigos de conducta y protocolos de los primeros motoclub de la historia, que nacieron por influencia militar después de la segunda Guerra Mundial, ningún miembro es más que otro, porque todos, dice William, son tratados con igualdad y el respeto que toda persona merece.
Si hay una lección que podemos aprender de Cuervos MC El Salvador y de los demás clubes del país, es que el mundo sería un mejor lugar para vivir si todos practicáramos la hermandad y los demás valores asociados a ella.