Su ex rompió con él porque le dijo que mucho tiempo le dedicaba a la organización y logística del club.
Lo que puede ser incomprensible, excesivo o hasta risible por algunas personas puede ser el sueño y la pasión de otras. A veces, quizás muchas veces, quizás la mayoría del tiempo, los ideales, los entusiasmos y los intereses de unos parecen ser absurdos para otros.
Juzgamos a las personas por cómo se ven, y hasta por lo que hacen, por la forma tan efusiva e intensa en que hacen lo que les gusta.
Amigos y familiares le llaman loco por dedicar su tiempo a lo que le apasiona: las motocicletas y el mundo biker. Él responde con que cada quien tiene su forma de ver la vida y vivir sus ideales. Cuando hacés lo que te gusta, no es sacrificio, dice.
Pero dicen que para cada loco siempre hay una loca. Hoy, su pareja actual comparte los mismos ideales y ambos, dice, andan como si fueran locos haciendo lo que les gusta, lo que los motiva: salir a rodar.
Se llama Rommel Trigueros y es el presidente de Rider Brothers, un club de motos catalogado como MG (motogrupo).
Lleva siete años consecutivos siendo electo como presidente por los demás miembros del club. Porque sí, los moto club realizan un proceso interno de elecciones en el que los miembros votan por los postulantes.
El club nació el 1 de julio de 2015 en la gasolinera Texaco contigua a Plaza Mundo, en Soyapango. Hoy son 23 miembros, salen a rodar una vez al mes y se reúnen todos los viernes para discutir proyectos futuros, eventos y asuntos relacionados con la administración del club.
Sin embargo, los Rider Brithers no se limitan a la pasión por las motos, también se centran en la hermandad y una serie de valores compartidos que van más allá de las motocicletas.
Ponen en práctica la responsabilidad social como una forma de retribuir a la comunidad y utilizar su pasión por las motocicletas para hacer el bien. Realizan recolecta de juguetes durante las festividades de Navidad y los obsequian a niños de zonas vulnerables u olvidadas; también organizan colectas de alimentos para ayudar a personas necesitadas y reúnen fondos para comprar sillas de ruedas y donarlas a aquellos que las necesitan.
Lo que comenzó como una pequeña reunión de entusiastas en una gasolinera, pronto se convirtió en un moto club con una misión clara: forjar lazos de amistad; poner en práctica los valores compartidos de los miembros y aportar a la comunidad.