Normalmente asociamos a los cementerios como lugares tristes donde nos despedimos de seres queridos, sin embargo, son muchas las historias (no necesariamente de terror) que estos lugares guardan.
Hacer turismo es una actividad importante para la vida de todos, porque nos permite conocer lugares, personas o culturas distintas a la propia. No es necesario salir del país ni viajar cientos de kilómetros para ir a conocer lugares maravillosos de la naturaleza o del ingenio humano.
Pero dentro de esa actividad humana existe una gran variedad de formas y categorías que sería bueno tomar en cuenta.
Por ejemplo, existe una categoría de turismo llamado turismo oscuro (en inglés dark tourism) que consiste en visitar los lugares que han sido ligados a la muerte violenta. Esta categoría ha sido polémica, pues considera que muchas veces se trata de una falta de respeto hacia la memoria de sus víctimas. El caso más emblemático de este tipo de turismo es el de los campos de concentración nazis, porque muchos turistas se fotografiaban en lugares donde miles y miles de personas fueron torturados y asesinados.
Dentro del turismo oscuro, sin embargo, existe una subcategoría: el necroturismo, que consiste en la visita de cementerios, casi siempre con propósitos culturales o históricos.
Necroturismo en El Salvador
Esta subcategoría despierta cada vez más el interés de los salvadoreños, y ha hecho que algunos cementerios, como Los Ilustres en San Salvador y el cementerio municipal de Santa Tecla, aumenten sus ofertas. Al inicio, la motivación principal de los salvadoreños era lo paranormal: son famosas las historia de la novia que se aparece en Los Ilustres o la del señor vestido con ropa de los cincuenta en Santa Tecla. Pero poco a poco los encargados de estos eventos se han inclinado más por las historias más terrenales; aquellas que cuentan la vida y obra de quienes en vida fueron hombres y mujeres que vivieron en este país, dejando un legado para sus familias y, en muchas ocasiones, para el país entero.
Así, pues, en lugar de contar historias de fantasmas, los turistas encuentran en estas visitas pequeños fragmentos de vida; anécdotas de personas que, como cualquier otra, tuvieron aciertos y desaciertos.
Tanto en Los Ilustres como en el cementerio de Santa Tecla se encuentran las historias de presidentes, ministros y hasta linajes enteros que construyeron, incluso sin saberlo, la historia de este país, con sus mejores y peores momentos.
Otro tipo de turismo
Porque el turismo como expresión humana siempre ha estado y siempre será parte de nosotros; pero el necroturismo ofrece una experiencia distinta a la que ofrece visitar lagos, montañas o playas: nos permite conocernos a nosotros mismos; saber de dónde venimos; quiénes, parafraseando a Roque Dalton, quienes con llamas puras nos antecedieron.
Los cementerios, al igual que los libros, las escuelas y las universidades, también sirven para recordarnos que antes de nosotros hubo hombres y mujeres que intentaron definir qué significa ser salvadoreños: músicos, pintores, poetas, políticos, académicos y gente anónima que nos precedieron.