Los trajes y patrones impregnados en cada prenda propia de una región son la materialización de tradiciones que deben ser respetadas en lugar de explotadas.
La cultura y la moda son dos cosas que siempre han ido de la mano. Con el paso del tiempo, nos da la impresión que una no puede coexistir sin la otra. Sin embargo, la línea entre inspiración y apropiación suele ser muy delgada, hasta convertirse en imperceptible para algunos.
Aunque algunos se excusen tras el discurso de “inspiración” o el “promover la cultura a través de medios masivos”, lo cierto es que el amplio historial de grandes marcas apropiándose de técnicas, patrones y bordados nos hace cuestionar hasta dónde llega la inspiración y en qué punto comienza a volverse en un arrebato de algo que no les pertenece para convertirlo en un negocio que no beneficia a las comunidades.
Pero, ¿por qué retomar elementos propios de una cultura resulta tan problemático? De acuerdo con Janice Deul, activista y escritora, el problema de la apropiación cultural recae en los fines meramente estéticos de las marcas y diseñadores que ignoran por completo las tradiciones detrás de los procesos y su significado cultural.
Aunque en los últimos años la indignación ante estas situaciones ha llevado a que grandes marcas se disculpen, e incluso, retiren prendas de su catálogo como fue el caso de la casa de moda Louis Vuitton y su pañuelo inspirado en la Kufiya palestina en 2021.
En Latinoamérica uno de los casos más sonados ha sido el de Isabel Marant, la diseñadora francesa que en 2015 lanzó junto a su colección un huipil, prenda tradicional de la comunidad Mixe en México. Cinco años después, en 2020, Marant volvería estar en el ojo público tras recibir nuevas acusaciones por apropiación cultural, en esta ocasión con un poncho propio de la cultura purépecha de Michoacán.
El caso de Isabel Marant no es aislado. Grandes marcas como Carolina Herrera y Louis Vuitton también han sido protagonistas de estos escándalos.
Entonces, ¿retomar elementos culturales de un grupo siempre recae en apropiación? Aunque parezca imposible, no siempre es así. Una alternativa es la apreciación cultural donde los protagonistas no son las grandes casas de moda, ni mucho menos los diseñadores de renombre, sino los artesanos que conocen las tradiciones y el significado de cada bordado, cada pieza y la importancia que tiene para su comunidad.