Mitos y verdades, son muchas las historias que hemos escuchado sobre los dentistas, varias de ellas sugestionándonos a pesar de ser falsas. Estas son las respuestas a 7 mitos sobre la salud bucal.
El 12 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Salud Bucal. Más allá de la celebración, o su origen, la fecha sirve para agradecer a los profesionales de la salud bucal por su labor, y también para detenernos un momento a hablar sobre ese aspecto de nuestras vidas que por ser tan cotidiano, casi nunca le prestamos atención.
Alrededor de una clínica dental hay mitos, ideas preconcebidas que, muchas veces, impiden a las personas tener un tratamiento temprano de sus padecimientos.
Para eso, conversamos con doctores expertos en el tema, con quienes intentamos esclarecer los mitos más comunes que existen sobre su labor.
El doctor Raúl Arriaza, implantólogo, de la Clínica Dental Arriaza Fagioli; la doctora Karla de Cornejo, odontóloga general, y la doctora Melissa Rivas, ortodoncista, de la clínica The Tooth Boutique.
Los tres cuentan con diferentes especialidades y trayectorias, pero los tres son doctores en odontología, y su experiencia nos permitió el siguiente listado de los 7 mitos más comunes del cuidado de la boca y de la odontología.
1. Los dientes deben lavarse tres veces al día
Esta es probablemente la idea más generalizada por todos. Después de cada tiempo de comida, se debe lavar los dientes. ¿Es esto así? La respuesta sencilla es que sí. Es lo ideal y lo más recomendable. Sin embargo, hay diferentes factores que propician que la mayoría de personas se laven los dientes solo dos veces al día, por la mañana y en la noche, porque las actividades durante el día a veces no dejan tiempo para hacerlo luego del almuerzo. Aunque lo mejor es hacerlo tres veces, hacerlo solo dos tampoco es malo.
Sin importar si lo haces dos o tres veces, la recomendación más importante es hacerlo bien. El tiempo que debe tardar una persona en lavarse los dientes varía entre los dos y los cinco minutos. Lo mejor es preguntarle a un dentista la mejor forma de hacerlo, porque las características particulares de cada dentadura pueden requerir diferentes técnicas.
2. Lavar los dientes con bicarbonato ayuda a blanquearlos
Otra de las ideas más comunes es el uso de bicarbonato de sodio para blanquear los dientes. Aunque el bicarbonato sí puede ayudar para esta tarea, lo mejor es hacerlo durante cortos periodos de tiempo y no implementarlo como un hábito. El motivo: el bicarbonato resulta muy abrasivo y desgasta el esmalte de los dientes. Así que es mejor no hacerlo muy seguido.
3. Los cepillos de cerdas duras limpian más que los de cerdas suaves
Muchas personas tienen la idea de que los cepillos con cerdas más duras limpian mejor los dientes. Este sí es un mito en toda regla. Salvo que un doctor diga lo contrario, lo mejor siempre es optar por cepillos con cerdas más suaves, porque se acomodan mejor a los dientes y alcanzan zonas que las cerdas duras no pueden alcanzar.
4. Las únicas pastas de dientes que funcionan son las que “pican”
La idea común dice que si una pasta de dientes no provoca picazón, probablemente no está limpiando bien. Este también es un mito. No hay evidencia que diga que una pasta que pique sea mejor que una que no. Lo que sí es cierto es que hay dentífricos que sirven para determinados casos, pero eso normalmente lo determina un odontólogo, luego de un diagnóstico.
5. Ir al dentista es doloroso
Aunque mucho más subjetivo que los anteriores, se trata de la mayor excusa de todas para no ir al dentista. Si bien no califica como un mito como tal, es necesario aclarar ciertas cosas.
Como con cualquier otro tratamiento médico, la complejidad y dolor que resulte de un tratamiento variará dependiendo del caso. Pero en general, la ciencia médica ha dado importantes avances en esta materia también. Hoy existen muchas más opciones, mejores materiales y procedimientos, que hacen que la experiencia de ir al dentista sea muchísimo menos traumática que años atrás.
6. Se debe ir al dentista hasta que haya dolor o una afectación estética
Aunque no es un mito como tal, sí es una práctica común entre muchas personas. Por supuesto, existen emergencias, como un diente quebrado o una enfermedad que no se conocía hasta que comienza a doler, pero, en general, lo recomendable es asistir a consulta por lo menos una vez al año. Esto ayuda a detectar problemas y corregirlos antes de que se complique más y haya dolor.
7. Los brackets son solo para niños y adolescentes, no para adultos
Este mito se ha ido desmintiendo cada vez más, pero no está mal que lo recordemos. Los frenos o brackets, que sirven para una gran cantidad de cosas, no son solo para niños o adolescentes. Aunque si existe algún problema congénito es más fácil corregirlo en las etapas tempranas, los adultos de cualquier edad pueden optar por este tratamiento. Su tiempo de uso dependerá del diagnóstico de cada paciente y de su dedicación para seguir las indicaciones médicas.