Problemática, escandalosa y moralmente incorrecta, tras finalizar su emisión, The Idol ha sido catalogada como una de las peores series de HBO, pero, ¿qué más hay detrás de ella?
Pocas cosas han unido al público en general en busca de un fin común, pero The Idol, la última serie de Sam Levinson para HBO, lo consiguió. Y es que el desencanto y decepción no resultó para nada sorpresivo considerando que desde antes de su estreno se pedía la cancelación de este show, la cual ha sido confirmada finalmente por la empresa.
No solo por el accidentado lanzamiento rodeado por incontables controversias, entre ellas, el despido de su directora original, Amy Seimtz, por diferencias creativas con el protagonista y productor de la serie, Abel Tesfaye, o sea, The Weeknd, sino por la delicadeza de los temas que se (mal) abordaron durante su desarrollo.
Pero, ¿qué fue lo que provocó que cada domingo la audiencia de esta serie bajara y las críticas subieran? No creemos que exista una única respuesta o razón a esta pregunta, pero el fenómeno de The Idol y toda la crítica que desencadenó son el resultado de un cúmulo de polémicas que le jugaron en contra.
Algunos dirán que no existe la mala publicidad, y en algún punto hasta llegamos a creer que ningún escándalo o rumor podría frenar este ambicioso proyecto, ya que a pesar de las devastadoras críticas en Cannes, The Idol se estrenó el 4 de junio con una audiencia de 913,000 espectadores.
Y aunque indudablemente uno de los principales problemas de la serie recaen en la sexualización de Jocelyne, interpretada por Lily-Rose Depp, y la representación del trauma y las relaciones abusivas que rodean a su personaje, hay un problema menos moral: la serie es aburrida.
Si bien es importante que se hable de lo problemático que resulta el tratamiento que Sam Levinson le dio al tema del abuso, la manipulación, sexualización, entre otros, especialmente si se tiene en cuenta que el cast cuenta con estrellas populares entre el público adolescente como lo son The Weeknd y Jennie de Blackpink.
Lo cierto es que algo que sea moralmente incorrecto no está necesariamente condenado al fracaso, ya lo hemos visto en películas como Irreversible de Gaspar Noé, Lolita de Adrian Lyne o La Naranja Mecánica de Stanley Kubrick. Si bien la comparación de estas películas con The Idol resulta absurda, hay un punto en común: la incomodidad que generan en el espectador.
Si es así, ¿por qué The Idol no funciona? Es simple, porque no hay una historia bien construida y fundamentada detrás. La serie peca de pretenciosa y no se preocupa por explicarle al público que las situaciones de abuso no están bien, ya que se presentan bajo una atmósfera erótica, con luces tenues y música suave.
La trama es vacía, sus personajes, aunque algunos sean interesantes, no terminan de conectar o son desaprovechados y el final pretencioso al peor estilo de Gone Girl terminaron de hundir más, si es que eso era posible, a la que para muchos es considerada la peor serie de HBO y del año.