La historia de El Salvador es inmensa y para comprenderla mejor es importante retroceder en el tiempo cuando estas tierras estaban muy lejos de recibir el nombre que hoy conocemos. Esta exhaustiva tarea de conocer cada detalle del pasado no es nada sencilla, pero gracias a la arqueología hoy en día podemos saber datos precisos sobre el territorio y las sociedades que lo habitaban, así como sus costumbres, las formas de vida, su economía y más.
A pesar de que nuestro país no posee un territorio geográfico tan extenso, lo cierto es que la riqueza cultural en su interior es un tesoro que se ha ido descubriendo poco a poco hasta ofrecernos sitios arqueológicos que fueron el hogar de los pueblos precolombinos. Cada uno de ellos con su propia historia y características.
Si bien algunos de estos lugares nos suenan conocidos, puede que haya otros que desconocemos totalmente y que guardan tras de sí un legado que vale la pena conocer. Para nuestra suerte, estos lugares se encuentran distribuidos a lo largo del país, de oriente a occidente y se han vuelto sitios turísticos que podemos visitar para estar más de cerca de la historia y promover la conservación de un legado. Desde aquellos que nos ofrecen la perspectiva de grandes pirámides y sitios ceremoniales, hasta aquellos que fueron enterrados por la ira de un gran volcán.
La diversidad de estos sitios son la misma prueba de lo amplia e inmensa que es la historia y cuando creemos saberlo todo, nos encontramos con la sorpresa que aún hay más cosas completamente desconocidas. Aunque esta sea una guía sobre algunos sitios arqueológicos ubicados en las diferentes zonas del país a los que puedes acceder para ser testigo de cómo vivieron las grandes civilizaciones antiguas, es probable que no sean los únicos en nuestro país y que en un par de años, meses o incluso días, nos topemos con un nuevo descubrimiento, una nueva estructura, nuevas piezas de períodos antiguos, cuevas con piedras talladas o demás vestigios que sigan nutriendo la riqueza histórica y cultural de El Salvador.